(English intro to Spanish lang post) Spanish and Catalan Associations of science journalist have sent a letter to the editor of La Vanguardia asking for more scientific accuracy in the information of the newspaper. The reason is the periodic appearance of pseudoscientific interviews, like one to Masaru Emoto, to esoteric healers, or to a kid who says he was in heaven seeing God. In general, scientific reporters of La Vanguardia write excellent stories about science. This week, by instance, we can find a set of reports about the work of several Spanish research groups working in graphene, stem cells, genomics, climate change, applied physics, HIV research and sociology. But it’s true that in other sections of the newspaper, especially in “La Contra” (the backpage), pseudoscientific contents are more common than one would desire. This tracker has also signed the petition to ask for more scientific rigor in the pages of La Vanguardia.
La Vanguardia es un periódico español que ofrece habitualmente muy buenos contenidos científicos. Cuenta en su plantilla con experimentados periodistas de ciencia como Josep Corbella o Antonio Cerrillo, quienes publican notas rigurosas y muy bien documentadas como “Calentar el clima, más barato que nunca” A. Cerrilo, o el genial Premio Vanguardia de la ciencia, coordinado por J. Corbella.
En el Premio Vanguardia de la Ciencia Corbella detalla las investigaciones de 8 grupos de científicos españoles y pide a los lectores que elijan cual ha sido según su criterio la investigación más importante del pasado año. No sólo se citan los proyectos, sino que se explican de manera clara y concisa. En este tracker ya hemos alabado esta iniciativa y sugerido que pude servir como ejemplo para inspirar a otros países. Y continuamos recomendándolo. Además de en su información diaria, La Vanguardia aporta contenidos científicos muy bien trabajados en su magazine y suplementos varios del grupo.
Pero hay un punto oscuro en su información científica. En su aclamada, tremendamente leída, y muy influyente sección La Contra, de tanto en tanto aparecen personajes pseudocientíficos que diseminan las creencias más esotéricas. También lo hemos criticado alguna vez en el tracker. Es una crítica muy complicada de hacer, porque para ser justos el número de científicos excelentes que aparece en La Contra es mucho mayor que el de embaucadores. Además La Contra no se presenta como una sección de ciencia, con lo que tiene todo el derecho de entrevistar a quien le apetezca. Lo que ocurre es que muchos opinan (opinamos) que con su poder están trasmitiendo un gran acientifismo a los lectores, fomentando personajes e ideas que no tienen ningún sustento, y perjudicando la comprensión pública de la ciencia. Es una línea difícil de establecer, pero aunque estas entrevistas sean las que más visitas generen, creemos que un mínimo de rigor científico debería filtrarlas.
El debate interno en los grupos y asociaciones de periodistas científicos se enciende cada vez que aparece pseudociencia en La Vanguardia, hasta el punto que ayer, la Associació Catalana de Comunicació Científica (ACCC), la Asociación Española de Comunicación Científica (AECC) y la Sociedad por el Avance del Pensamiento Crítico - (ARP-SAPC) enviaron conjuntamente una carta al defensor del lector de La Vanguardia solicitando “que se respete el rigor científico en la información periodística”. El motivo argumentado es la periódica aparición de “informaciones contrarias al conocimiento científico, y a veces incluso al mismo sentido común”. Los firmantes ofrecen como ejemplos recientes la entrevista de Ima Sanchís a Joe Dispenza, quien mezcla de manera vaga autoayuda con neurociencia y energías, o la surrealista entrevista de Victor Amela a Masaru Emoto, un señor convencido de que la estructura del agua cambia y se afecta en función de los mensajes que recibe. Aunque sin citarlo en la carta, el desencadenante de la crítica parece haber sido la entrevista de Victor Amela a un niño que estuvo en el cielo, vio a Dios, y regresó para que sus padres escribieran un libro vendiendo 9 millones de ejemplares.
La verdad es que la primera entrevista a Dispenza tampoco es tan criticable, y los autores de la carta podrían haber encontrado ejemplos más ilustrativos. Pero las dos siguientes de Amela, parecen de risa. De hecho, leyéndolas da la sensación que el experimentado Victor Amela no se cree nada de lo que le cuenta ni el niño ni Emoto, y en algunos momentos se lo toma a cachondeo. Cuando pregunta a Emoto si se puede bendecir la sopa, qué palabras gustan más al agua, la canción favorita del agua, qué pasa con la del grifo, si se puede mejorar el agua del acuario, o si importa el idioma, consigue ridiculizar al entrevistado. Las tonterías que dice Emoro son de tan calado, que a unos ojos mínimamente críticos, pierde cualquier credibilidad. Él, y el Grupo Pascual por traerle de asesor, una estrategia patética que le puede salir muy mal a dicho grupo si decide darle publicidad. El problema es que según las asociaciones de periodistas científicos, cuando cantamañanas como Emoto aparecen en la Vanguardia ganan credibilidad ante los lectores, muchos de los cuales no tienen elementos para distinguir sus sandeces.
Aquí creemos que la carta de las Asociaciones de comunicación científica refleja una opinión generalizada sobre el exceso de frivolidad en la selección de personajes que aparecen en la contra, y pensamos el medio debería tener en cuenta la posibilidad de ser más estrictos.
– Pere Estupinyà
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