(English intro to Spanish lang. post) It’s not common to find fossils of big carnivorous dinosaurs in Europe. But Nature is publishing this week the discovery in Spain of a species that has a strikingly unusual hump on its back and featherlike bony bumps on its arms. Concavenator corcovatus, which means “the hunchback hunter from Cuenca”, lived 125 milion years ago and might suggest that feathers evolved in more primitive dinosaurs than previously thought. Although this last feature is probably more sensational scientifically, the mysterious hump is getting more media attention.
El tracker ya ha manifestado en algunas ocasiones que –comparado con otras temáticas científicas- le parece ligeramente desproporcionada la atención que se le presta a algunas noticias sobre paleontología que no aportan mucho más que una fotografía espectacular, o un titular “el primer dinosaurio con…” de dudosa relevancia. Sobre todo, si además los fósiles son hallados –por ejemplo- en el lejano desierto de Gobi por un equipo no relacionado en absoluto con tu país. Otra cosa es que se descubran en tu territorio y aparezca publicado por compatriotas tuyos en Nature. Aquí sí tienes que darle difusión. La ciencia es universal, pero no tanto.
Y es que además, el Concavenator corcovatus tiene varios elementos que le hacen muy especial. La nueva especie de dinosaurio carnívoro cuyos restos fueron hallados en Cuenca vivió hace 125 millones de años, medía 6 metros (muy grande para los dinosaurios de la época y lugar), y su rasgo más característico es una extraña joroba que dio lugar a su latinizado nombre de Cazador jorobado. Pero lo que de verdad le da relevancia, como bien indica Alicia Rivera en las primeras líneas de “El gran (y jorobado) dinosaurio español” (El País), es que se trata se trataba de un ejemplar de un género y una especie completamente desconocidos hasta el momento, y que Pepito (como coloquialmente le llaman los investigadores que lo descubrieron), tenía unos bultitos en los huesos del antebrazo similares a los que sirven de intersección en las plumas de las aves actuales. Para uno de los científicos que entrevista Alicia, se tratan de estructuras ancestrales al origen de las plumas. Muy completo reportaje, que añade una explicación sobre las características del hábitat 125 millones de años atrás. Otras buenas notas:
Público – Manuel Asende “El jorobado de Cuenca”. En una artículo redactado de manera ligera, pero con la precisión de ir encadenando los elementos más relevantes. Las protoplumas es a lo que más importancia otorga Manuel. Primero las califica de sorpresa –incluso revolución- pero después entrevista a un científico no relacionado con el estudio (bien hecho) quien matiza que de ninguna manera es el primer dinosaurio con plumas. También nos quedamos con la duda de si llamar el Quasimodo manchego a Pepito es una licencia jocosa del periodista.
El Mundo – Miguel G. Corral “El cazador jorobado de Cuenca”. Lo que primero destaca Miguel es lo poco habitual que resulta que grandes dinosaurios carnívoros se encuentren en Europa, cuando la mayoría de hallazgos son en Argentina, China o EEUU. Buen texto, pero con el detalle de no poner en cursiva el nombre del dinosaurio.
ABC – Jose Manuel Nieves “El depredador jorobado de Cuenca”. Nota que también incluye toda la información sobre el nuevo fósil, más citas de un investigador explicando cómo encontraron y extrajeron el dinosaurio de un lago en cuyo fondo ya se han encontrado gran cantidad de ejemplares.
Más en el servicio de noticias Sinc, con video en RTVE, Heraldo, La Voz de Galicia, El Periódico de Cataluña…, y casi todo el resto de medios. Significativo que todos los titulares se centren en la misteriosa joroba, cuando lo que más relevancia científica parece tener son los huesecitos en los brazos que podrían implicar retrasar la fecha en que apareciron las primeras plumas.
– Pere Estupinyà
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