(English intro to Spanish lang post) Researchers themselves are to blame for exaggerated scientific results in the press, not reporters, according to a study published in PLOS Medecine. Authors of the study have compared the real data of the original papers, the conclusions inferred in the abstracts, press releases written by press offices, the stories in the media. The study observes that nearly half of the papers analyzed contained inflated conclusions in the abstract, which persisted in the press releases from EurekAlert and the media coverage. If you check at the figure of this post (extracted form the original paper), you’ll notice that when the original paper is not distorted (light blue), only a few times it is exaggerated by press officers and journalists. And when you read magnified results in the media (dark blue), they usually come from papers that have been originally inflated by scientists in their abstract’s conclusions. The editor of the El Mundo’s health section has a very nice take on it.
Los primeros culpables en sacar conclusiones exageradas de resultados científicos son los propios investigadores, y no los periodistas. Esto que muchos ya defendíamos por intuición, ahora está respaldado con datos publicados en la revista PLOS. Un equipo de investigadores franceses ha analizado los resultados de artículos científicos en el ámbito de la biomedicina, las conclusiones en sus abstracts, el contenido de las notas de prensa elaboradas por instituciones, y lo reportado en las notas de los medios. Comparando el contenido de todo ello ha evidenciado que la mayoría de distorsiones se producen cuando el grupo investigador exagera en su propio abstract las conclusiones que puede inferir de su trabajo científico. A partir de estas conclusiones infladas, los gabinetes de comunicación presentan todavía un poco más exagerados los resultados, y en pocos casos los periodistas modifican la información que reciben.
Como podéis ver en el gráfico que acompaña este post, extraído del paper de PLOS, cuando los investigadores no engrandecen sus resultados (azul clarito), sólo el 12% de las ocasiones lo hace el gabinete de comunicación, y así se transmite en los medios. Leído el gráfico de otra manera, cuando en la prensa los resultados salen distorsionados (azul oscuro), siempre procede de una distorsión inicial de los científicos (casi siempre) o de la nota de prensa.
Para ser justos, el estudio de PLOS parte de una gran cantidad de notas de EurekAlert pero al final analiza en profundidad un número corto (70) y restringido al ámbito de la medicina. Y por lo que nos interesa en este tracker, sólo en el ámbito anglosajón. Intuimos también que en algunos medios y agencias de noticias del mundo hispanohablante la frecuencia de exageraciones por responsabilidad del periodista sería significativamente mayor.
No es una información que resulte de interés para el lector, y quizás no merece aparecer en un medio masivo. Pero sí es relevante para el público objetivo de este tracker, y por eso la comentamos. El mensaje importante es insistir de nuevo en la necesidad de ser críticos con los investigadores. Obvio que hay temáticas donde elucubraciones o enaltecimientos no son para nada importantes, y podemos perfectamente dejarnos llevar un poco por la vocación de hacer la ciencia atractiva e interesante para el gran público. Pero hay debates espinosos en el mundo de la medicina, energía, nuevos productos, o los cansinos nutricionistas, donde debemos siempre tener en cuenta que los científicos compiten por publicar y tener repercusión mediática (en la intro del paper de PLOS se habla de cómo científicos utilizan repercusión mediática para promocionar su investigación, y en la discusión se cita un interesante estudio –antiguo del 1993 por otra parte- viendo cómo afecta al citation index de un artículo científico haber aparecido o no en el New York Times). Importante destacar que, en términos absolutos, casi la mitad de los papers analizados en el estudio contenía conclusiones exageradas en el abstract.
Con muchísima más experiencia que este tracker, merece la pena leer el comentario en El Mundo de su jefe de la sección de salud, José Luis de la Serna “Mi reino por un titular”. Empieza asumiendo que ante la vorágine informativa los medios no están siendo finos cuando publicitan estudios científicos. Pero añade que los científicos “están aprendiendo a facilitar a la prensa síntesis llamativas de su investigación que convenzan a los redactores jefes proclives a cierta espectacularidad”, y que “Los medios, con escasez de recursos y de especialistas -sabiendo que las noticias de salud enganchan mucho- filtran poco”. Recomendamos leer las sabias palabra de José Luis de la Serna, y sobre todo, intentar hacerle caso para continuar ofreciendo una información científica de la mejor calidad posible.
– Pere Estupinyà
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