(English intro to Spanish lang. post) Argentine scientists have genetically modified a potato plant so that it is resistant to a broad spectrum of microorganisms. They used three genes that codify for antifungus and antibacterial proteins. It seems that it’s a great achievement because such a genetic package may prove useful in such other crops as corn and soy. The newspaper La Nación explains very well the origin of the genes, the procedure followed by the researchers, the reason why it’s a big improvement, the complete names of the microorganisms to which the plant is resistant … but shockingly it doesn’t say anything about any potential health risk for consumers. Ok… probably the answer is “of course it’s safe!” But people will wonder. Only a short sentence is needed to clarify this obvious issue.
Científicos de la Universidad de Buenos Aires han desarrollado una planta de patata transgénica resistente a un amplio espectro de hogos y bacterias. Lo han conseguido incorporando 3 genes que codifican la producción de proteínas antifúngicas y antibacterianas, algo que puede significar un buen “paquete” para ser utilizado en otros cultivos, como maíz o soja.
Varios periódicos reproducen notas de agencias, pero La Nación (Arg.) presenta el artículo más elaborado –y con diferencia- en letra de Gabriel Stekolschik.
En él no se escatiman detalles sobre los nombres de los géneros de los microorganismos a que la “superpapa” (así bautizada por sus creadores) es resistente, explicaciones de la enorme ventaja que significa tener protección frente a un espectro tan amplio, una descripción del proceso seguido por los investigadores durante 5 años, el origen de los genes foráneos y los motivos de su elección… se trata de una muy buena y completa nota, sin lugar a dudas. Pero… en ningún momento se menciona si las futuras patatas estarán libres de riesgos potenciales para la salud humana. Ok… posiblemente las 3 proteínas antifúngicas y antibacterianas que la patata produce son inocuas, y los científicos ni se han preocupado en mencionarlo. Pero esto es algo que los lectores quieren saber de todas todas. Sin duda prefieren esta información a la de los nombres específicos de los géneros microbianos. Y debemos dársela, porque si no, se crea desconfianza. De nuevo, no debemos transmitir sólo lo que nos quieran contar los científicos, sino también indagar en lo que la población querría saber acerca de sus investigaciones.
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