(English intro to Spanish lang. post) US science reporters mainly mentioned researchers with the University of Texas and Yale in stories about the penguin fossil announced in Science last Friday. Yet Peruvian paleontologists discovered it, and it didn’t move from the Universidad Nacional. Except for microscopy all other studies were done in Lima by a team including Peruvian scientists. That’s a bit unfair, if understandable, thinks your Spanish Language Tracker. What is absolutely inexplicable nonsense is that the Peruvian press used only information from international wires. Local outlets had not a single quote from the director of the local team of paleontologists. How was this possible? The tracker wanted to find out, and interviewed one of the paper’s authors in Lima, professor Rodolfo Salas-Gismondi. Did any journalist call you? No, we were in the middle of municipal elections / Did you or your institution call in advance to any journalist? No, I just contacted a reporter who had been following our research / Did the University prepare a press release? We wrote it in the department, but it was delayed and the University distributed it the same day that the Science paper was published. / Did you make an English version? No. / Do you think the area where you discovered the fossil can attract international teams of researchers? Of course; it’s a new area where we’ve already found some new specimens, and they are exceptionally well preserved. / Should you get more credit in the international press? I think so, because we discovered the fossil and we did nearly all the experiments here, but the it’s clear that the US institutions are much more interested and accustomed than us to promoting their work.
Desde la perspectiva más ingenua de la comunicación científica… pues sí; el lector que el viernes pasado revisó las noticias de ciencia pudo enterarse que un excepcional fósil de pingüino hallado en Perú tenía 36 millones de años de antigüedad, correspondía a un ejemplar de 1.5 metros de tamaño (el doble que el mayor de los pingüinos actuales), su plumaje era marrón rojizo y gris en lugar de blanco y negro, y su excelente conservación permitió fosilizar escamas de patas y plumas con las que se pudo estudiar su microestructura y conocer aspectos de su evolución. Esto último es lo más relevante, y por eso fue publicado en la revista Science por un equipo internacional liderado por Julia Clarke de la Universidad de Texas.
¿Es tal información suficiente? Para los científicos y sociedad peruanas, no debería serlo.
Al tracker le pareció injusto comprobar que la mayoría de medios anglosajones citaban a la Universidad de Texas, a la de Yale, a los coautores estadounidenses, y prácticamente ignoraban a los paleontólogos peruanos que realizaron el hallazgo, y al Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima desde donde se hicieron la mayor parte de las investigaciones, y de cuyos laboratorios el fósil no salió en ningún momento. Pero lo que más me sorprendió fue que hasta los principales periódicos peruanos utilizaban notas de agencias internacionales (El Comercio, La República, Nuestro Perú), hacían también referencia a las instituciones extranjeras, y no había ni una única declaración de los paleontólogos peruanos que habían logrado publicar en la prestigiosa revista Science. ¿Cómo podía ser eso? El tracker quiso averiguarlo, y llamó a uno de los coautores del trabajo: el líder de la expedición que halló el fósil e investigador del Departamento de Vertebrados, Rodolfo Salas-Gismondi. Este es un resumen (las frases no son textuales) de la conversación:
– ¿Te llamó algún periodista interesándose por el trabajo? No. El anuncio cayó en medio de las elecciones municipales.
– ¿Llamaste tú a algún periodista para avisarle? No. Sólo a una periodista de Terra que en una ocasión a la reserva nos acompañó y ha estado siguiendo nuestro trabajo. (Aquí está el artículo de Paloma Vergara “Pingüino peruano de 36 millones de años en la mira de la paleontología internacional”, que sí incluye citas de Rodolfo, y explica que este grupo de paleontólogos ya publicó hace unos meses un artículo sobre un fósil de ballena prehistórica en Nature)
– Más allá de encontrar el fósil… ¿Tuvisteis después un peso específico importante en el trabajo o todo se hizo fuera? No, no no… todo el trabajo se hizo acá en el museo: el descubrimiento, la preparación del fósil, el estudio anatómico y paleontológico…ha sido un trabajo conjunto, pero desde aquí. Lo único que hizo otro autor fuera fue la microscopía electrónica.
– ¿Te parece injusto que en los medios internacionales vosotros prácticamente no aparecierais? Yo no diría injusto. He estado conversado con nuestros colega, y no hay ningún problema. Lo que ocurre es que los científicos e instituciones norteamericanas le dan muchísimo valor a esto, se preocupan mucho de promocionarse, y elaboran sus notas de prensa citándose sólo a ellos.
– ¿Elaborasteis vosotros alguna nota de prensa? Sí, la escribimos en el departamento y después la Universidad la distribuyó.
– ¿Cuándo lo hizo? Nos retrasamos un poco, y salió el mismo día que se publicaba el artículo en Science
– ¿Había una versión en inglés? No
– ¿Es la zona donde encontrasteis el fósil de elevado interés paleontológico? ¿Podría atraer la atención y recursos de científicos internacionales? Sí, es tremendamente interesante. Es una zona que todavía no se había prospectado y estamos encontrando muchas especies nuevas, y sobre todo con un excepcional grado de preservación. Tenemos varios tipos de aves en estudio, y estamos preparando proyectos para continuar.
El espíritu del Knight Tracker es siempre constructivo. Utilicemos este ejemplo para reflexionar sobre cómo podemos mejorar algunos aspectos del periodismo científico. Abordemos diferentes frentes: periodistas, científicos, gabinetes, instituciones, y desarrollo socioeconómico.
Periodistas: Lo primero que piensa el tracker es que la situación hubiera sido muy diferente si en las redacciones hubiera periodistas sensibilizados con las temáticas de ciencia, que recibieran como mínimo las principales noticias embargadas de Science y Nature, y al darse cuenta que esa semana se destacaba un artículo protagonizado por Perú decidieran prestar más atención a la noticia. Sabemos que esta coyuntura todavía no se da. Si alguien quiere trabajar de verdad en la mejora del periodismo científico en la región, este es el primer eslabón a potenciar.
Científicos: Cuando les pedimos a los científicos que sean sensibles a la comunicación y entiendan el mundo de los periodistas no nos referimos sólo a que se muestren cooperativos cuando alguien les llama, sino a que sean proactivos y tomen también la iniciativa cuando tengan un tema interesante a ofrecer. Pueden dirigirse directamente a los medios, o a su departamento de comunicación, pero no dejar pasar una oportunidad de promoción como la publicación de un Science. Ningún investigador o institución del mundo anglosajón lo hace.
Nota de prensa y departamento de comunicación: Asumido el error de distribuirla el mismo día, está muy bien que Rodolfo y los científicos del grupo de Paleontología de Vertebrados se hayan preocupado de redactarla. Sinceramente, el contenido es muy bueno. Pero posiblemente algún especialista del departamento de comunicación debería haber tenido un rol más activo en la propia redacción, manera de presentarla, ofrecer fotos que los otros coautores no tengan, y sin duda en este caso hacer una traducción al inglés y distribuirla internacionalmente. Si no existe un especialista con tales capacidades, aquí hay un segundo eslabón donde invertir recursos.
¿Por qué preocuparnos de la comunicación? Aparte de por la labor puramente informativa; por la cadena que significa en cuanto a mayor inversión en ciencia y consecuente desarrollo socioeconómico. Como apunte a título de ejemplo, la semana pasada el tracker estaba en Harvard y atendió a una charla sobre biodiversidad de E.O. Wilson y Daniel H. Janzen (investigador de la Univ. de Pennsylvania que desde hace 25 años trabaja en Guanacaste, Costa Rica). Más allá de los temas obvios de conservación, Janzen dijo “yo cada año gasto 500.000 dólares provenientes de EEUU en Costa Rica”. Lo mismo podría ocurrir en la reserva peruana de Panacas. Pero para ello se debe dar a conocer que es un lugar con enormes posibilidades, y que cuenta con un grupo de paleontólogos locales de dilatada experiencia. Lo deben saber tanto los científicos fuera de Perú, como los políticos locales. Y el periodismo científico de calidad es una manera de lograrlo.
Instituciones que quieran apoyar: pongan recursos en el apoyo directo al profesional del periodismo científico, a los gabinetes de comunicación, diseñen planes específicos de actuación más allá de las buenas intenciones, y organicen actividades donde se encuentren todos los actores involucrados en el reto de mejorar el compromiso público con la ciencia. Es un trabajo conjunto, y merece mucho la pena emprenderlo con decisión.
– Pere Estupinyà
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