(English intro to Spanish lang post) In Colombia, the organizers of the Under-20 Soccer World Cup hired a shaman to deter rain during the closing ceremony in Bogotá last August 2011. They paid him 2,200 dollars in public money. News of the deal broke last week. The director of the event defended it by saying that such measures are a core role of the organization. Its wisdom, he explained, is proven by the facts: it rained before and after but not during the event. Plus, this shaman has gotten contracts from festivals for more than 15 years. All Colombian newspapers report on it, but without any source other than the ceremony director. Thus, the public has not received the views of any meteorologist or scientist. We think this is a great illustration why daily newspapers need to have science reporters. We encourage any Colombian science writer to be combative, and to explain that while society ought to respect traditions and learn a lot from the rich knowledge of the natural environment that old cultures have amassed, we also need to know the difference between folklore and obsolete cosmologies. The world has changed a lot since we thought that rain was brought to our fields by Gods. We must be respectful of traditional knowledge, but not to be intellectually stuck in it.
Esta es una buena oportunidad para reivindicar el rol del periodismo científico. La situación es la siguiente: entre otras irregularidades y sobrecostos en la gestión de la ceremonia de clausura del Mundial Sub-20 celebrado el pasado agosto en Colombia, una de las que más llamo la atención es la contratación por 4000 pesos (unos 2170 dólares) de un chamán para evitar que lloviera el día de la clausura.
La polémica se avivó esta semana cuando la directora del Festival Iberoamericano de Teatro y encargada de la ceremonia defendió la contratación asegurando que sí funciona, que era “parte central de la organización”, que quedó demostrado porque sólo llovió antes y después del evento, y que no es la primera vez que se contrata a este señor. De hecho explicó que lleva más de 15 años contratándose chamanes desde que empezó a hacerlo su predecesora en el festival de teatro.
Podemos leer notas sobre el tema en El Espectador, El Tiempo, El Colombiano, Radio FM (donde la directora hizo declaraciones), El Heraldo, así como varios medios de otros países. Todas son noticias cortas, que se limitan a relatar lo ocurrido y las opiniones de la directora. Todavía no hemos visto una valoración por parte de algún meteorólogo o científico colombiano. Es pronto, pero esperamos que llegue. Porque aquí está la oportunidad que decíamos de reivindicar la presencia del pensamiento científico en la sociedad.
Obvio que debemos mantener un profundo respeto por las tradiciones, y ser conscientes de las grandes limitaciones de la ciencia. Por descontado. Pero a estas alturas de conocimiento acumulado durante siglos sobre el funcionamiento de la naturaleza, creer que alguien pueda impedir que llueva mediante sus ritos es de un desfase intelectual desmesurado. Es resistirse a evolucionar intelectualmente. Claro que hay algo entrañable en estas tradiciones y su profundo conocimiento de la naturaleza puede aportarnos muchísimo en ámbitos como la farmacología o la nutrición. Nos pueden inspirar mucho sobre fomento de la espiritualidad y relación con la Tierra, y en un mundo que avanza atolondrado debemos luchar por defender este valiosísimo patrimonio cultural. Pero también saber discernir entre folklore y realidad. El mundo ha cambiado un poquito desde que mirábamos al cielo asustados pensando que eran dioses los que acercaban las nubes hacia nuestros campos. Aferrarse a que un señor puede evitar la lluvia con sus rituales o plegarias es absurdo. Una muestra de ignorancia en ciertos ámbitos de conocimiento. Y sobre todo, pagar dinero público en ello, altamente denunciable.
Por eso esperamos que los periodistas colombianos enciendan un debate necesario con científicos que expliquen a la sociedad porqué esto ya no tiene sentido alguno. Conseguir que los gobernantes se comprometan a no volver a contratar un chamán para evitar la lluvia significaría un triunfo de la ciencia sobre la sinrazón. Un paso adelante en la sociedad. De nuevo, no es una lucha de ciencia contra tradición. Es una lucha de pensamiento científico contra dogmatismos, mitos infundados, engaños, y visiones cosmológicas obsoletas. Es defender que el pensamiento científico impregne la sociedad. Una labor que el periodista de ciencia también debe abordar.
– Pere Estupinyà
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