(English intro to Spanish lang. post) Here is the Spanish lang tracker’s personal view following the EU- Media For Science Forum in Madrid last May 12-13. You all know what these gatherings are, and the kind of discussions you can expect. But good organization and a nicely equilibrated program provided a few new faces and discussions. The blogging vs journalism issue was one of the most argued. We could see clear signs of strong agreement and worry over a future no-competence scenario: In the XXIst century, the role of the science journalist –using a blog or not- is so important that it must not be endangered by any media reshaping or web 2.0 new tools. The discussion about the role of public opinions and online scientific debate had also some interesting controversies. Some speakers showed tools to encourage it, and to even incorporate it as a part of the information itself. Others feared that this could distort the scientific consensus and create more confusion. In general, the science editors showed cautious optimism. One good sign is the high acceptance of their stories in online papers. Institutional European news services were presented. Also indicators of the public perception of science. But Europeans (and for sure Spaniards) are not usually talk so open and direct about business and monetary issues. Although none of the attendees needed to be convinced, we talked more about the social relevance of science communication than about new strategies to directly help professionals and media to increase and improve their scientific coverage. This is quite important when one thinks about (and the Spanish lang media do) the local and international initiatives paying serious attention to the lack of professional science journalism in regions of Latin America. What we are seeing now is a kind of bottleneck. The editors have good cv’s from writers and emails full of proposals, but no pages for science. Thinking on upcoming events in LA, this is one of the issues we should address more openly.
Algunos científicos se quejan de cómo los periodistas resumen sus trabajos, pero también muchas veces otros alaban la capacidad de sintetizar y presentar de manera directa los argumentos principales sobre un tema cuando ellos no hacen más que perderse en detalles. No somos tan diferentes, pues la situación inversa se plantea cuando nosotros le damos vueltas y vueltas al futuro incierto del periodismo científico, el rol de la web 2.0, los inconvenientes de los embargos, el perfil ideal de un comunicador científico… los matices nos confunden, y en ocasiones no nos dejan avanzar.
Uno de los ejes más debatidos en el Media For Science Forum que se celebró en Madrid el pasado 12 y 13 de mayo fue el rol de los blogs y nuevas herramientas de Internet como posible amenaza al periodismo científico. ¿Amenaza? ¿Cómo van a ser una amenaza!?¿os imagináis en este científicamente vibrante siglo XXI algún medio de comunicación que pretenda ser serio y no ofrezca un análisis riguroso de las noticias científicas que van sucediendo? Lo primero es no diferenciar la crisis –o momento cambiante- del periodismo general con el científico. Si el primero se reinventa y sobrevive –y sin duda lo hará- el segundo le seguirá sin problemas. Porque de hecho, la ciencia sale bien parada del fenómeno Internet. En su presentación Pablo Jáuregui, redactor jefe de la sección de ciencia de El Mundo, lanzó un mensaje optimista asegurando que la ciencia cada vez importaba más a la población. Ejemplo de ello era que en la web de su periódico las noticias científicas solían estar siempre entre las más leídas. Otra muestra de esperanza es que un periódico joven como Público tenga hasta 6 páginas diarias destinadas a ciencia en su versión impresa, y 10 periodistas científicos a su cargo, como explicó su redactora jefe Patricia Fernández de Lis. Quizás los medios más antiguos arrastren rémoras de un pasado en el que la ciencia tenía menos relevancia y les cueste más ir ganando espacio. Pero si la ciencia, tecnología, salud, y medioambiente van a estar cada vez más presentes en nuestra sociedad, por fuerza también van a estarlo en los medios. ¿Buscarán los lectores de Internet su información científica en otras fuentes, tipo blogs? Claro; ya lo están haciendo. Hay blogs de especialistas que son mucho mejores que ciertos artículos de periodistas. Pero esto no es ninguna amenaza. Hay espacio para todos. Javier Pedreira, blogger de Microsiervos (uno de los más seguidos de España) defendió el rol de los blogs; pero también manifestó un claro convencimiento que el periodista científico tiene un papel fundamental con su manera de trabajar la información. “La batalla por dar la noticia el primero ya no tiene sentido, ni el periódico en papel tiene que contar las noticias que ya aparecen en todos los sitios”, dijo; la distinción está en hacer un trabajo con más recursos y mejor elaborado. Ésta es la clave. Viola Egikoval, la directora de la sección de ciencia del diario ruso Moskowskaya Pravda atacó ferozmente a los blogs acusándoles de competencia y diciendo que no son periodismo. Aquí volvemos a perder el norte. Periodismo o no, son las palabras que se escriben. Los blogs son una herramienta, no un contenido. Hay blogs de mejor calidad periodística que notas convencionales. Y de hecho, es un formato que perfectamente puede integrarse a las secciones científicas como una manera diferente –pero igual de rigurosa- de transmitir la información. Si está escrito por un profesional bien pagado por ello, y al amparo de un medio que responde de los contenidos que publica en su web, será un blog periodístico sin duda. ¿Y los blogs o portales no acogidos por un medio? Poquísimos van a ganar la confianza del lector mayoritario. Y aquellos que lo consigan, pueden incluso representar una presión positiva para que los periodistas vayan mejorando su tratamiento de la información. ¿Y si llegan a ser más leídos? Pues si un blogger consigue ganarse su sueldo haciendo el trabajo de revisar la actualidad, contrastar información, generar contexto y elaborar notas de manera comprensiva e interesante como debería hacer un medio convencional, pues él se habrá convertido en periodista científico. Uno más en la familia; nada de crisis.
Cierto que si nos alejamos de Internet en panorama se oscurece un poco. El propio Pablo Jáuregui reconoció que en la versión impresa disponían de –en proporción- menor espacio. Además, el medio más masivo –la televisión- continúa dando la espalda a la ciencia. Pablo Francescutti de la Universidad Complutense de Madrid presentó un estudio mostrando que las noticias de ciencia representan un insignificante 1.1% del total en los informativos, y suelen versar sobre temas tecnológicos o del espacio. ¿por qué? imágenes. Éste es un tema carente en el Foro y que debería abordarse de una vez en alguna de estas reuniones. ¿cuál es el verdadero reto actual de la comunicación científica? No es dar información de mejor calidad al lector interesado y que ya sabe dónde buscarla (que también), sino llegar a ese amplísimo sector de la población que está profundamente desconectado de la ciencia y nunca irá a visitar de manera activa ninguno de los fabulosos portales que se están subvencionando. Para llegar a él la televisión es un excelente medio. Pero para ello hace falta ofrecer imágenes que reflejen las investigaciones y sean atractivas para televisión. Aquí –y porque online ocurre lo mismo- es donde deberíamos estrujar más nuestra creatividad y buscar fórmulas originales. Y saber jugar con el entretenimiento, aunque el paleontólogo Juan Luís Arsuaga declarara que “la ciencia no tiene que entretener. La ciencia tiene que ser interesante”. Entendemos el punto que quiere transmitir, y lo compartimos, aunque no de manera literal ni en todos los formatos.
¿Podemos conseguir todo esto solos? El aspecto de la financiación es otro que se debería haber abordado de manera más enérgica en el encuentro. Sea con fondos públicos o filantrópicos, ofrecer un periodismo científico de calidad que tenga una función social positiva no puede dejarse en manos del mercado de la información. Requiere apoyo. Y cuanto más directo, mejor. Éste es un tema muy importante en Latinoamérica, donde están emergiendo varias iniciativas locales y de organismos internacionales decididas a apoyar económicamente la gran oportunidad de mejora del periodismo científico que existe en algunos países. De nuevo, aquí es donde debemos buscar fórmulas originales de financiación que eviten los habituales rodeos y se dirijan de manera directa a generar más y mejor información sin comprometer la objetividad. En algún momento del congreso se dijo –refiriéndose a España-, que faltaba más formación de profesionales. Falso. Nunca está de más, claro, pero éste no es el cuello de botella. Ni hay carencia en número de notas ofrecidas por gabinetes de comunicación de universidades y servicios de noticias. Como dijo el periodista polaco Slawomir Zagorski, ya hay mucho donde elegir, añadiendo que le irrita que los gabinetes de prensa escriban sus notas como si fueran textos periodísticos fáciles de copiar y pegar, o espectacularizando los titulares. Ver qué es importante o no y cómo debe ser presentado es su trabajo. Y es muy importante! Porque en unos momentos en que la ciencia está abandonando la pureza que quizás alguna vez tuvo, con una alta mediocridad de artículos de científicos que se juegan su futuro publicando papers, centros de investigación –por lo menos en Estados Unidos- percibiendo la comunicación como parte de su marketing, y sobre todo una irrupción cada vez mayor de la ciencia en la vida cotidiana, la figura del periodista científico especializado es básica para el siglo XXI. Y no puede ser sustituida por aficionados. Pero a lo que íbamos… quizás no en algunas partes de Latinoamérica, pero en otras los eslabones intermedios de la cadena funcionan a un ritmo bueno, y el cuello de botella que se debe ayudar a desatascar es al último, al profesional o medio que en última instancia tiene la función de hacer llegar todas estas informaciones al público. Ante los futuros talleres o congresos venideros en Latinoamérica, no nos olvidemos de ello, y no perdamos mucho tiempo discutiendo sobre el perfil ideal del comunicador.
No malinterpretemos; resultó muy provechoso conocer el funcionamiento de plataformas de información científica que hacen un gran trabajo con escasos recursos representadas por Philippe Lebaube de Cordis; Sonia López de AlphaGalileo; Patrick Bierther de IdW; Ingemar Björklund de Expertanswer; Kathleen Van Damme de AthenaWeb; y Laura Corcuera del Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC), pero no olvidemos que no son quienes en última instancia hacen llegar la ciencia a la sociedad. De nuevo pensando en las regiones donde hay más trabajo a realizar, sirve de poco que el editor tenga curriculums en el cajón y su mail lleno de propuestas interesantes, si luego su director económico le dice que no sale a cuenta invertir en más espacio para ciencia. En este sentido, escuchar a responsables de decidir el destino de las ayudas públicas y conocer qué proyectos priorizan hubiera sido un elemento interesante del encuentro. Nos faltan un poquito de agallas, y muestra de ello fue que el encuentro lo despidieran dos cargos políticos sin mensaje.
Hubo muchas más reflexiones en el congreso. Volvió a salir el “problema” del embargo y la homogenización de la información. Entrecomillado, porque a pesar de conllevar inconvenientes, sin duda el embargo aumenta los estándares, es de enorme utilidad para las regiones donde el periodismo científico no está tan bien asentado, y para aquellas que presuntamente lo esté, es lo que va a distinguir a los profesionales que sean capaces de ofrecer más que el resto. Otro tema que apareció y quedó abierto para más discusión es el valor de la opinión del público y la importancia de promover el debate. Alexander Gerber, director de INNOCOMM presentó herramientas muy novedosas para favorecer la participación del público e incorporarla a la propia información. Es complicado, porque últimamente hemos visto muchos casos –el más paradigmótico el cambio climático- donde esta maraña de opiniones con más o menos fundamento termina desvirtuando los propios resultados científicos. Quizás en esta última línea el científico Luís Serrano advirtió que los investigadores debía trabajar – sólo en algunos aspectos- libres de lo que pudieran pensar los ciudadanos. Lógico también, el enfoque de Gerber parece que tendrá continuidad en conversaciones futuras.
Pero para despedir también con optimismo este resumen parcial, atropellado, decantado al mundo del periodismo, y en busca de una cierta provocación que ha realizado el tracker a partir de sus notas, impresiones compartidas, el completo blog del Media For Science Forum (posts en inglés y español), y el documento meta-review sobre comunicación y periodismo científico dirigido por Vladimir de Semir, recordemos la pasión e ilusión que desprendía el experimentadísimo Tim Radford de The Guardian cuando contagiaba su satisfacción por “estar trabajando en una profesión tan bonita e interesante”. Que no se nos olvide.
– Pere Estupinyà
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