(English intro to Spanish lang. post) “After witnessing the choreography of public relations that accompanied the discovery of new fossil species in Brazil, there is no denying that paleontology has come of age in the country”. These were the words of the science editor of the Brazilian Folha regarding the presentation of fossils of extinct species of a crocodile and a lizard, evidence of feathered dinosaurs, and Oxalala quilombesis, an exceptional 14-meter-tall carnivorous dinosaur that might be kin of Tyrannosaurs. Interestingly, the studies were published in the journal of the Brazilian National Academy of Sciences in order to reinforce Brazilian scientific institutions. Maybe because of this, they didn’t get so much international coverage as another fossil found in Brazil: the eccentric saber-tooth herbivore mammal presented in Science last week. Comparing the stories, O. quilombensis received much more attention in Brazil, and Tiarajudens eccentricus overseas.
In the last two weeks: ; Uruguayan media have written about the first dinosaur footprint in the countryArgentinean press has one about a fossil that could represent an ancestor of the first dinosaurs; In Chile are reports about Atacamatitan chilensis, a” new” sauropod that lived 70 million years ago.
In a completely different matter, the Spanish El Mundo presents a good story today about Kenyan farmers who are forced to abandon their villages and crops because of the arrival of companies intent on growing crops for biofuel production.
Si entras en algún departamento de biología evolutiva de una universidad grande, todos los investigadores reconocerán con disimulada resignación que la atención prestada por los medios al paleontólogo que estudia dinosaurios es mucho mayor (“injustamente” te podría decir alguno), que a sus compañeros que investigan invertebrados, mamíferos, plantas o cualquier otro ser vivo a excepción del hombre. Es así. Al público le fascinan más estas criaturas, Science y Nature también le tienen más predilección que a cualquier otro grupo de especies animal o vegetal, y nosotros le damos espacio siempre que aparece la palabra dinosaurio. Sí; comparado con otras noticias de ciencia, salud o medioambiente, y depende los criterios que consideremos, les damos más relevancia de la que merecen.
Algo así se lee entre líneas en el interesante comentario del editor de ciencia de Folha (Brasil), Reinaldo José Lopes, como análisis un gigantesco dinosaurio carnívoro en Brasil. Contexto: hace dos semanas paleontólogos brasileños publicaron en la revista de la Academia de Ciencias Brasileña (muy relevante que decidieran hacerlo en su revista, probablemente buscando fortalecerla internacionalmente), los hallazgos de una nueva especie de cocodrilo, un lagarto extinguido, un indicio de dinosaurios con plumas, y el fósil estrella: el Oxalala quilombesis, un dinosaurio carnívoro de 14 metros de altura y emparentado con el Tiranosauro que podría convertirse en el quinto más grande del mundo encontrado.
Reinaldo entrevista al científico responsable y explica muy bien los puntos principales de la noticia, pero además escribe un Análise en el que dice: “Después de presenciar la coreografía de las relaciones públicas que acompañaron al descubrimiento de nuevas especies fósiles en Brasil, no se puede negar que la paleontología ha alcanzado la mayoría de edad en el país”. No parece decirlo en tono de crítica, sino de confesión hacia el lector. Habla de que “los anuncios impactantes, las ruedas de prensa y las bonitas imágenes preparadas de antemano para la prensa ya son tradición entre los mejores equipos de cazadores de fósiles del mundo. Ahora ha ocurrido aquí”. Y lo justifica, diciendo que es normal por la fascinación que generan los dinosaurios, y porque la paleontología “tiene que ganarse los corazones y la mente del público en todo momento”. Estamos de acuerdo.
Como ya hemos dicho en otras ocasiones, la aplicación derivada de un investigador en vacunas es un compuesto que podrá salvar vidas o producir mejores animales de granja. La de un paleontólogo es conocimiento sobre nuestro pasado. Y el conocimiento, si no llega a la gente por medio de divulgación o periodismo, sirve de poco. Tanto por este motivo noble, como para justificar ante políticos sus presupuestos, tienen que hacer propaganda. Y esto, es algo que los investigadores estadounidenses saben muy bien, y en Latinoamérica no tanto. Bien por la actitud de los científicos brasileños, y por los matices de Reinaldo.
También O’Globo – Renato Grandelle “Maior dinossauro carnívoro do Brasil é descoberto no Maranhão”, Último Segundo – Priscilla Bessa “Museu Nacional anuncia descoberta de maior dinossauro brasileiro” y otros medios brasileños e internacionales cubrieron bien este anuncio. Pero para qué engañarnos… en cuanto a repercusión internacional, Science y Nature siguen mandando.
Y en eso volvieron a mandar la semana pasada los de moda paleontólogos brasileños, con el fósil de un mamífero (no dinosaurio) publicado en Science que recorrió todas las secciones de ciencia, gracias a ser herbívoro pero disponer a pesar de eso unos grandes dientes de sable. Viviendo hace 260 millones de años, tenía el tamaño de un jabalí (los primeros mamíferos eran pequeños para poder escapar de monstruos como el O. Quilombensis), y tenía unos enigmáticos incisivos que desconciertan (esto es parte del juego) a los investigadores. Explican la excentricidad del Tiarajudens eccentricus R. Grandelle en O’Globo, con más extensión Reinaldo J. Lopes en Folha, … y éste sí llega por ejemplo a España con El Mundo (a cuya sección de ciencia le encanta estas criaturas) por medio de Teresa Guerrero, que empieza la nota destacando que Brasil no es un país propicio para estos hallazgos. También le dedica espacio Público con Javier Yanes “Hallado un raro herbívoro primitivo con dientes de sable”.
La verdad, tampoco hay para tanto. Pero si exploramos un poco, vemos que en Uruguay descubren sus primeras huellas de dinosaurios: José Esteves – El Pais (Uruguay), que según AFP – Daniel Merilla, un investigador Argentino asegura haber descubierto un “eslabón perdido” (como gusta esta expresión) con los primeros dinosaurios (publicado en Plos One), y que apareció el “Atacamatitan chilensis”, el primer dinosaurio 100% chileno (La Tercera-Agencias).
Qué gracioso lo de los dino’s… mientras. Una reportera publica desde Kenia y para El Mundo una interesantísima pieza sobre los efectos negativos del cultivo de plantas para biocombustibles. Joana Socias en “Un pueblo acorralado por los biocombustibles” nos trae el testimonio de agricultores locales que deben detener su cultivo de alimentos para plantar plantas que darán combustibles a las empresas del “hombre blanco”. Bien ponderado, el artículo dice que los políticos aseguran que eso dará trabajos y riqueza a la población. Lo veremos. De momento 20.000 campesinos tienen que abandonar sus tierras, amenazando la supervivencia de las comunidades locales.
Seguiremos hablando de energía, pues una de las consecuencias del desastre de Fukushima es que se escribe mucho más (por lo menos en España) de enregías renovables.
– Pere Estupinyà
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