(English intro to Spanish lang. post) Two weeks ago some newspapers in Spain talked about the British Government proposal to stop public funding on homeopathy, due to the lack of scientific evidences proving its effectiveness. Over the weekend El Pais published an extensive story defending homeopathy practice. The ambitious title is: “homeopathy: science o chimera?”. We argue that in order to tackle this question, one should pay some attention to scientific literature. But strangely, there is not a single reference to research studies. Instead, there is a bunch of mixed opinions from devoted critics and followers. Between them, we find a quote from the 2008 French Nobel Prize Luc Montaignier proposing a mechanism for homeopathy: the molecules of the initial active principles induce electromagnetic vibrations in the water, that stay there after dilutions. No other scientist is asked to confront this suspicious hypothesis. The story seems to be neutral for the first paragraphs, but one can see how it turns into a clear defense of homeopathy, that excludes scientific references against this practice.
En ciencia, el valor de las opiniones es secundario. Cuentan, sin duda; pero cuando existen datos experimentales, ellos son quienes tienen la última palabra.
Por eso, al leer en El País (Esp) el extenso y trabajado reportaje en que Josep Garriga intentaba averiguar si la homeopatía era una ciencia o una quimera, nos hubiera gustado encontrar algo más aparte de opiniones.
Puedes preparar un texto analizando la situación de las prácticas homeopáticas en tu país, o entrevistar a un experto para que te hable de sus investigaciones concretas. Pero si lo que pretendes es responder a la pregunta “Homeopatía: ¿Ciencia o quimera?”, no lo vas a conseguir contrastando opiniones de defensores y detractores. Tienes una herramienta mucho más válida en tus manos: la literatura científica. Si haces una búsqueda en Pubmed con la palabra “homeopathy”, te aparecen 453 reviews y 4042 artículos científicos publicados en revistas de referencia tras superar un proceso de peer review. Ni uno sólo de ellos aparece en el reportaje de El País.
Enseguida continuamos con otros aspectos del artículo –que tiene jugo-, pero el mensaje de este post es muy claro: cuando reportes sobre temas médicos, nuevas terapias, o si el zumo de zanahoria previene la calvicie, no puedes de ninguna manera ignorar la literatura científica. Aquí no estamos contrastando opiniones sobre si una medida política es más justa socialmente que otra, ni buscando ex-futbolistas que opinen si jugó mejor el Barça o el Madrid. Uno de los grandes avances del siglo XX fue la llegada de la Medicina Basada en la Evidencia, cuyo objetivo es utilizar el método científico para analizar de manera objetiva cuales son las prácticas médicas más eficientes en cada situación. Y, sin caer en la arrogancia de menospreciar la experiencia individual e intuiciones de cada médico, o el conocimiento del mundo natural acumulado a base de prueba y error por culturas milenarias, debemos reconocer a la investigación científica como nuestra mejor aliada a la hora de averiguar si una hipótesis es cierta o no.
Regresemos al artículo, porque hay otro aspecto que merece mucho la pena ser comentado: El principio de autoridad tampoco es amigo de la ciencia. Por mucho que un premio Nobel te diga algo, puedes sentirte tranquilo dudando de si se le ha ido la cabeza.
Atención a la cita del premio Nobel Luc Montaignier proponiendo un mecanismo por el que podría actuar la homeopatía: “Se ha observado que ciertas diluciones dentro del agua en las que no queda materia sí registran, en cambio, vibraciones. Esta dilución puede reconstruir la información genética de la materia”. ¿Cuál es el tema aquí? El principio homeopático de las diluciones implica que al final del proceso, en el medicamento no existe ni una molécula de la sustancia que supuestamente te va a curar. Los defensores de la homeopatía no niegan este hecho, y reconocen que no saben qué mecanismo está actuando. Éste es el principal argumento de sus críticos. Montaignier ganó el premio Nobel por descubrir el virus del Sida hace 27 años, pero su reconocimiento actual como investigador deja mucho que desear. Su propuesta de las vibraciones y la información genética de la materia suena esotérica. Nosotros no vamos a juzgarla, pero tampoco –como hace el artículo- darla por buena sin contrastarla con otro investigador. Como mínimo, deberíamos comprobar si su teoría está publicada en algún artículo científico. El tracker lo ha hecho, y no lo ha encontrado.
No nos extendamos innecesariamente: los primeros párrafos del artículo de el País pretenden mostrar neutralidad, y una predisposición a enfocar el debate de manera objetiva. Pero a medida que uno avanza en el texto, y ve la manera en que están distribuidas las citas de unos y otros, se convierte progresivamente en una defensa de la práctica homeopática. E párrafo final concluye inexorablemente que los medicamentos homeopáticos funcionan, y cada vez hay más médicos recomendándolos. Lástima que no cite un único estudio clínico que lo demuestre, y obvie otros que dicen lo contrario.
Matiz: aquí no juzgamos la validez científica o no de la homeopatía. No es el trabajo del tracker. Seguro que la medicina convencional puede aprender mucho de todo lo que rodea a la práctica de terapias naturales. Pero sí creemos que cuando reportamos temas médicos o científicos de esta magnitud, debemos utilizar siempre publicaciones de referencia además de opiniones de expertos.
– Pere Estupinyà
ACTUALIZACIÓN: La defensora del lector de El Pais, Milagros Pérez Oliva, escribe la tribuna “homeopatía, de la creencia a la evidencia“, donde reconoce los errores del texto, tras recibir una enorme cantidad de cartas de lectores bien documentadas criticando el artículo. Muy recomendable lectura. el mensaje básico: “en periodismo científico no cabe la equidistancia entre teorías demostradas y teorías por demostrar”.
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