(English intro to Spanish lang. post) Three different strategies on biofuel production are represented in Latin American press today. México is doing research on cellulosic ethanol to take advantage of its agricultural residues (good prospects of residual agave from tequila production). Chile is investing in getting ethanol from the algae that grows in its enormous coast. And Argentina, with a small domestic demand, has gone past the US, Brazil, Germany and France as an exporter of biodiesel from soy.
El Universal de México y en mayor detalle La Jornada por medio de Jose Antonio Román nos explican el proyecto Babethanol encabezado por la UNAM, que investigará cómo desarrollar una nueva generación de biocombustibles a partir de residuos como el olote de maíz, los huesos de las aceitunas, el trigo, los tallos de la avena o el bagazo de agave azul, que se genera en grandes volúmenes como subproducto de la industria tequilera nacional.
En cambio según SciDev por medio de Paula Leigton, Chile prefiere invertir de las algas que puede sacar de su inmensa línea costera. La ventaja de las algas es que a diferencia la caña de azúcar o la palma, su cultivo no requiere el uso de tierra agrícola, agua para el riego, ni fertilizantes. Lo explica también en El País (Esp) Mónica Salomone: “Algas para mover aviones y mucho más”. Desde el meeting de la AAAS en San Diego también habla de sus limitaciones, y de que tardarán varios años a entrar en el mercado.
Argentina, sin embargo, ya exporta más biodiesel que los 4 principales productores (Brasil, EEUU, Alemania y Francia). Lo explica para BBC Mundo Verónica Smink: “El biodiesel despega en Argentina. Éste biodiesel se consigue a partir del cultivo de soja. Más fácil de producir, pero cuyos detractores aseguran tiene impactos en el suelo y precio de alimentos.
En 4 notas vemos representadas tres estrategias: etanol a base de residuos celulósicos, biocombustibles a partir de algas, y biodiesel de soja. Una solución a cada circunstancia.
– Pere Estupinyà
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