(English intro to Spanish lang post) NEJM has just published an interesting and provocative review of the myths, presumptions and facts about obesity. We’ve found many brief stories about it, but we want to highlight a great reporting in the print and online edition of the Argentinean La Nacion, which includes opinions from several local nutritionists and medical doctors. They discuss the findings, and admit that the information people are receiving about nutrition is often exaggerated and not scientific-based. On another note, a lecturer of the University of the Basc Country in Spain has published a book defending geocentrism. He pretends to build a theory about it, but of course his work is nonsense. The sad thing is that EuropaPress agency distributed a note about it, and several online science sections are spreading it.
Gran texto de Nora Bar “Cómo bajar de peso: los mitos y verdades sobre las dietas” en La Nación (Argentina), sobre un trabajo del que hubiéramos esperado mayor difusión en los medios. (* Actualizació – Nota pie página)
En el campo de la nutrición estamos muy acostumbrados a noticias superficiales y estudios superfluos que a partir de una base empírica poco sólida, son exagerados primero por los propios investigadores, luego por los departamentos de comunicación, y al final por las agencias y medios que cada día nos hablan de las propiedades anticancerígenas o saludables de un alimento u otro. Así quienes inicialmente financiaron el estudio quedan contentos.
No es tan habitual, sin embargo, que una revista científica de gran impacto como el NEJM publique una revisión exhaustiva sobre los mitos que rodean a la obesidad, y aporte datos sólidos para desmentir o corroborar algunos. Es un trabajo que por su dimensión, pero también por el toque de controversia que conlleva, hubiéramos esperado en más medios. Algunos lo han desaprovechado con breves notas, por lo general destacando que el sexo no quema tantas calorías como se decía, y otros como Nora han tenido la experiencia suficiente como para sacarle jugo y no sólo explicar detalladamente los 7 mitos que caen, las 5 creencias que no son confirmadas ni desmentidas, y los datos que sí tienen respaldo científico, sino para preguntar hasta a tres fuentes diferentes su opinión sobre el estudio. En su texto leemos frases como “pone en tela de juicio algunas de las nociones más ampliamente aceptadas sobre cómo se baja de peso… no sólo entre el público, sino también entre los médicos y las agencias gubernamentales", “Incluso los investigadores y académicos aceptan ideas sin pruebas objetivas", “mucho de lo que se difunde en obesidad responde a convicciones que no tienen datos que las respalden”, “se llegó a un punto en que todo lo que tiene que ver con la nutrición adquiere una importancia casi "religiosa"”, “se parte de creencias populares, y como en la ciencia no hay organismos centralizadores, los caminos son un poco erráticos, cada investigador se dedica a aspectos diferentes que luego es difícil integrar”, “Nociones que no fueron probadas se establecen como hechos ciertos. Por ejemplo, que la fibra protege del cáncer colorrectal”, “Este artículo sacude a la opinión médica y a la pública. La democratización no es aplicable a la ciencia. Es un campanazo de alerta”, y el genial colofón “Del editor: Creer a pie juntillas en aseveraciones no probadas puede llevarnos a conductas peligrosas, o a realizar esfuerzos que sólo nos conducen a la frustración”.
Además la nota viene acompañada por el texto de (suponemos un experto, pero no lo especifica) Esteban Carmuega “Un terreno fértil para creencias y pareceres”, una importante reflexión sobre las exageraciones y errores que propagan tanto los medios como la comunidad médica. Muy completo trabajo en la edición impresa de La Nación.
La prudencia expresada contrasta con una vergonzosa información distribuida esta semana por la agencia Europa Press “Dos científicos españoles reivindican el geocentrismo”. Sorprendentemente, algunos medios supuestamente serios han reproducido la noticia en sus páginas digitales, bajo títulos como “Dos profesores universitarios españoles defienden que la Tierra es el centro del Universo” (La Vanguardia), o “Dos matemáticos afirman que la Tierra es el centro del Universo” (ABC), o incluso la muy seria sección de Ciencia de La Tercera (Chile) “Dos matemáticos españoles rebaten teoría de Galileo y afirman que la Tierra es el centro del Universo”, con un lamentable e infundado “rebaten a Galileo”. Las redes sociales y grupos de comunicadores ya han denunciado el hecho. Rebatir a los autores no merece ni dos palabras. Su trabajo es religioso no científico, y refleja la absurdidad del pensamiento dogmático. El debate es si los medios deben dar difusión a una basura como esta. La opinión de este tracker es que no, por muchas visitas y click nuevos que consigan. EuropaPress se retrata como una agencia con laxo criterio, y los editores de medios como profesionales que no les importa la calidad ni veracidad de lo que exponen en su apartado de ciencia. Una barbaridad equivalente en la sección de política o economía no se atreverían a publicarla. En realidad la indignación viene de considerar lo difícil que es introducir contenidos científicos de calidad en los medios, estar haciendo un trabajo de hormiguita casi idealista pensando en incrementar la cultura científica de la población, y luego encontrarte con la realidad que al editor de turno lo que le importan son las visitas, y que no se corta al fomentar la ignorancia. De la misma manera que los autores del paper reclaman rechazar mitos sobre la obesidad, una mejor información científica no sólo se construye escribiendo mejores textos, sino filtrando bien los contenidos pseudocientíficos. Un libro como el de estos señores no merece aparecer en los medios de comunicación, por lo menos presentándolo como si su trabajo fuera realmente valioso. Patético.
(*) Actualización: Si bien continuamos pensando que el trabajo de La Nación es de gran nivel, merece la pena leer el post que el tracker Paul Raeburn ha dedicado a la cobertura del artículo del NEJM. Allí profundiza en un aspecto que el Spanish Tracker desafortunadamente no contempló: los numerosos vínculos con la industria y conflictos de interés que declaran los autores del estudio. Esto generan muchas dudas sobre sus opiniones, y restan credibilidad. Las notas periodísticas deben contemplarlo. De hecho, el tracker ha recibido comentarios de periodistas en la región que tuvieron acceso al estudio y decidieron no publicarlo por dichas dudas. En este sentido, la frase del tracker "esperábamos más difusión en los medios" es desafortunada.
– Pere Estupinyà
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