(English intro to Spanish lang post) A team of two reporters and two collaborators elaborated a terrific story featuring 30 latin american researchers under 40, who are achieving remarkable results in their fields. It’s a very long report that has been published in conjunction in the chilean magazine Qué Pasa and the website LatinAmericanScience.org. The profiles cover topics from neuroscience, conservation, paleontology, physics or computer science. They show that there are people doing cutting edge science in the region too. It’s a nice story, which can be read in english here.
La revista chilena Qué Pasa y LatinAmericanScience.org han publicado conjuntamente un fabuloso recopilatorio de 30 investigadores latinoamericanos menores de 40 años que están realizando trabajos científicos de primerísimo nivel. El extenso documento se titula “Latinoamérica Genial” y está firmado por Juan Pablo Garnham y Aleszu Bajak, con colaboración de Valeria Bastías y Nicolás Alonso.
Aquí el enlace a la versión de Qué Pasa, que también incluye un artículo de opinión diciendo que “la proyección de la ciencia en América Latina depende de nuestra capacidad de demostrar a la sociedad entera lo que bien sabemos: que la ciencia es la llave maestra para mejorar el desarrollo social, económico y cultural de los países”, y “creemos fundamental incentivar las redes de contacto entre científicos latinoamericanos de modo de generar la masa crítica necesaria con ciencia hecha en castellano y portugués”.
Pero yendo al reportaje “Latinoamérica Genial”, que es donde está el verdadero meollo, la verdad es que no nos queda más que felicitar a los autores. Lo único que se nos ocurre pedir sería más soporte gráfico. Ciertamente la foto de portada es preciosa (imagen del post), pero quizás con un soporte visual más elaborado, o con imágenes relevantes del trabajo de los 30 investigadores, haría más atractivos unos textos que están magníficamente redactados y planteados.
Cada uno de los 30 casos posiciona al lector en el ambiente y circunstancias del investigador, pero le dirige en seguida a mensajes clave de su pensamiento. En la mayoría de casos no es una descripción convencional de “logros” y “retos” científicos, sino una clara búsqueda de mensajes. Así vemos al físico chileno César Hidalgo diciendo que para estar en el Media Lab “hay que satisfacer tres condiciones: que el trabajo sea excepcional; que tu trabajo no calce dentro de un área existente; y que tengas capacidad de construir algo, no sólo papers. Acá todos somos makers“. Él en concreto diseña herramientas para mostrar gráficamente la complejidad económica del mundo, y utiliza física de la complejidad para predecir crecimiento económico, entre otras cosas.
Otro Chileno, Claudio Hetz, investiga enfermedades raras y quiere comprender “cómo la célula integra la información sobre su estado de salud y toma la decisión de si repara el daño o gatilla su autodestrucción”. No sólo investiga, sino que con una gran vocación traslacional creó la fundación NeuroUnión para crear tratamientos y diagnósticos de enfermedades del sistema nervioso.
Una Mexicana afincada en Alemania mejora las técnicas de radioimagen para ver si la radioterapia afecta sólo a las células cancerígenas dejando intactos tejidos sanos, pero anhela aplicar en su región lo que aprende en Alemania.
Fernando Febres es un Venezolano que colisiona partículas para investigar sus propiedades, como hace el LHC, pero en este caso el texto no detalla dónde lo hace ni con qué equipos (y no nos consta que Venezuela tenga colisionadores de primer nivel).
Encontramos a un matemático uruguayo, un puertorriqueño involucrado en el proyecto connectome, un experto en computación guatemalteco prometiendo en breve una herramienta barata y sencilla para aprender idiomas online, una argentina estudiando la epigenética del cáncer, un ecuatoriano analizando la biodiversidad de especies en su megadiverso país, un ingeniero chileno buscando maneras de evitar que la gente se cole en el bus, otro investigador en cáncer argentino que se queja de lo lento que llegan los recursos a su país pero considera que “la ciencia argentina está creciendo, sigue luchando desde atrás en el mundo. Eso nos hace fuertes, creativos e innovadores”.
Un agrónomo brasileño acumula ya 5 patentes para mejorar la producción de los pequeños agricultores, un biólogo peruano quiere catalogar y defender la biodiversidad pero la verdad no queda muy claro en el texto, otro biólogo colombiano publicó datos sobre aparición y extinción de especies en Science, un costarricense analiza vulnerabilidad de especies vegetales al cambio climático, y un astrofísico chileno ha encontrado ya 15 exoplanetas de tamaño similar a la tierra, pero está diseñando una nueva herramienta con la que espera descubrir muchos más.
El médico peruano Jaime Miranda trabaja ansioso para combatir las enfermedades en su país, y la astrónoma puertorriqueña afincada en Brasil Karin Menéndez está viendo que las galaxias viejas y aparentemente estables “no son en realidad tan aburridas”. El gran aporte del químico colombiano Adam Wasserman ha sido “perfeccionar la teoría del funcional de la densidad, una de los métodos más utilizados en cálculos cuánticos, para poder calcular ecuaciones en fracciones de moléculas” (¿¿??), pero es un tipo ambicioso y pretende ni más ni menos que “redefinir teóricamente la forma en que se estudia y se hace la química a nivel mundial”.
Leemos la visión de un chileno sobre fenómenos de autoinmunidad y cómo el sistema inmune aprende a reconocer las células propias, una sonriente física mexicana involucrada en el hallazgo del Higgs nos explica cómo es trabajar y vivir en el CERN donde “No hay diferencia entre la opinión de alguien joven y alguien mayor. No hay religión ni barreras nacionalistas, excepto cuando se habla de fútbol”, y conocemos a un colombiano trabajando en protección de datos, un químico uruguayo estudiando cómo manipular químicamente neuronas, un paleontólogo puertorriqueño nos transmite su pasión por los fósiles, leemos un buen perfil del matemático brasileño que es “candidato seguro a ganar la medalla Fields”, una ecuatoriana que también estudia biodiversidad y el efecto de plagas, brasileño investigando redes complejas, argentina especializada en computación cuántica, astrofísico argentino estudiando la evolución de las galaxias, y un paleontólogo argentino analizando fósiles de dinosaurio encontrados en su país.
Es imposible hacer una lista de 30 científicos destacados sin que se queden muchos fuera, o haya dudas acerca de la selección. Pero el espectro es diverso, y lo importante es que el documento sí transmite un cierto espíritu de unión entre la ciencia lationamericana, que algunos de nosotros sí creemos merece mucho la pena fomentar. Hay historias mejor preparadas que otras, pero en general, un excelente documento por el que felicitar a los autores y espacios que lo publicaron.
– Pere Estupinyà
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