(English intro to Spanish lang post) Environment is a very sensitive topic in Latin America. Climate change is just a part of it. During the last 5 years we’ve tracked the topics like deforestation, biodiversity, illegal mining, transgenics, contamination, endangered species… it’s being fascinating. We’ve often said that the Amazon is vaster and more interesting than the Universe, and it’d be more present in the news if it had a nasa-like communications office. We really think that science journalist from Latin America have great opportunities to report about environmental stories that are unique to the region, and to cover them with different angles than journalists in Europe or the US.
Regarding climate change, after the big failure of Copenhagen 2009 we saw a clear drop in information, and more criticism about the passive role of USA and the UN. Latin American reporters seem not to rely on a global agreement that would reduce emissions significantly enough, and they moved the focus of their reporting from mitigation to adaptation. Science Journalists in the region are more specific wondering how global climate change will be affecting their own countries and population, and more aggressive asking for money and resources from the countries that have historically created the situation (mainly US and Europe). In fact the current situation is absolutely unfair: countries that are suffering the most dramatic consequences of climate change are the ones that have nothing to do with it. The leadership of the UN is also in question. We expect an important growth in reporting during the next year, prior Paris 2015.
Las noticias de medioambiente/cambio climático han estado muy presentes durante estos 5 años de tracker en español. La mayoría desde América Latina, donde temas como biodiversidad, deforestación, transgénicos, contaminación, Amazonas, o efectos locales del cambio climático tienen una relevancia mucho mayor que en EEUU o Europa. Como en otros ámbitos del periodismo científico también hemos percibido una evolución positiva durante los últimos 5 años -más en unos países que en otros- pero creemos que queda muchísimo por hacer. Aquí varias veces hemos dicho que el Amazonas es más interesante que el Universo, y si no aparece más en los medios es porque no tiene el departamento de comunicación de la nasa. De verdad en esta intersección entre medioambiente y ciencia (o análisis científico) hay grandes oportunidades informativas, y no las estamos aprovechando suficiente por falta de vocación comunicativa institucional, y por una cierta tendencia a considerar como referencia en periodismo científico a EEUU o Europa, donde estos temas son tratados desde una perspectiva diferente. Como veremos a continuación con el ejemplo del cambio climático, América Latina debe apostar por una manera propia de reportar sobre temas medioambientales, y en ocasiones distanciarse de ciertos clichés provenientes de eeuu o europa.
Algo que siempre ha intrigado a este tracker es por qué el periodismo de ciencia está tan cercano al ambiental. En cambio climático o estudio de biodiversidad tiene sentido, pero en otros puede deberse a una herencia de proximidad en páginas impresas. Es una duda, pero no una crítica, más bien todo lo contrario: igual que los periodistas científicos tienen la oportunidad de ampliar su nicho incluyendo la innovación en su repertorio de temas (a menudo en páginas de economía), es muy positivo tener este peso en aspectos medioambientales. Pero para mantenerlo debemos seguir siempre una norma fundamental: cubrirlos con datos y no opiniones. Esto es lo que define al periodismo científico de medioambiente: intentar utilizar siempre que se pueda estudios, datos rigurosos y fuentes académicas, y no sólo declaraciones institucionales o de grupos ecologistas. Un paralelismo sería en el ámbito de la salud: la información de salud es científica cuando se basa en datos de investigaciones, y no lo es cuando se reporta sin contrastar sobre las opiniones de un antivacunas o la dieta inventada por un nutricionista con afán de vender libros. Si nos definimos como periodistas científicos no sólo por el hecho de cubrir ciencia, sino también por buscar el enfoque científico en cualquier temática siempre que se pueda (ejemplo las notas recientes sobre depresión a raíz del suicidio de Robin Williams), tendremos mucho más campo de acción.
Centrándonos de nuevo en medioambiente, en América Latina el ámbito abarca muchísimo más que el manido cambio climático, pero sin duda éste ha sido y será el tema más recurrente a nivel informativo. Empecemos hablando de él. La verdad es que en los últimos 5 años la situación sobre el cambio climático está absolutamente encallada a nivel político, y no ha dado novedades significativas a nivel científico. Tras el estrepitoso fracaso de Copenhague 2009, las siguiente cumbres de Cancún (decepción), Durban, Doha y Varsovia no han ofrecido avances mínimamente relevantes en cuanto a compromisos políticos, y los datos empíricos lo único que han hecho ha sido reforzar las conclusiones y amenazas que los investigadores llevan repitiendo durante años. Quizás es cierto que ya no se habla tanto de “calentamiento global”, que el “extreme weather” ha entrado en escena y las posibles subidas de nivel del mar salido, pero en realidad no ha aparecido nada revolucionario a nivel científico. El IPPC continúa confirmando la gravedad del fenómeno, y a pesar de eso el proceso político está encallado en discusiones estériles que cuestan una millonada. Parece como si el dinero para cambio climático se esté gastando en burocracia, no en soluciones al problema. El liderazo de la ONU está en entredicho, EEUU es el máximo emisor histórico y no da el primer paso que debería, a Europa la ignoran descaradamente en las negociaciones, China y otros países empiezan a ir por libre, y si en París 2015 no se alcanza un acuerdo, repitiéndose otro fracaso como el de Copenhague, los periodistas y la sociedad (especialmente de países latinoamericanos y otras áreas afectadas) deberán ser muy duros contra la propia ONU y los gobiernos de países desarrollados (wikileaks también les dejó retratados). El cambio climático lo han creado unos países, y padeciendo otros. Es una situación global verdaderamente injusta, que exige agresividad periodística.
En este sentido sí hemos visto una evolución de la cobertura en medios. Aquí en el tracker desde el principio dijimos que los textos en América Latina debían tener un enfoque diferente a los de EEUU o Europa. El gran reto de EEUU o Europa es la mitigación (reducir emisiones), mientras que el principal reto de países menos desarrollados debe ser la adaptación (ser realistas, asumir que a este ritmo el cambio climático no se va a frenar, y prepararse para sus in/evitables consecuencias). Otro mensaje que hemos repetido es que el cambio climático es global, pero los periodistas de países sensibles deben preguntarse cómo afecta de manera local.
Al principio veíamos que por inercia, los medios latinoamericanos solían hablar mucho de reducción de emisiones (el morro de pedirle a Guatemala mayor eficiencia energética en edificios), había tendencia a asociar cualquier cosa al cambio climático (monogamia de ranas en perú o peces muertos en venezuela), se hablaba de los riesgos en genérico en lugar de fijarse en los efectos del territorio propio, no eran suficientemente críticos con tomadores de decisiones, e incluso en ocasiones se confundía cambio climático con tiempo atmosférico (obvio que están conectados, pero son diferentes). Durante los últimos 5 años la narrativa periodística ha cambiado, y ahora sí hay reportajes más coherentes sobre adaptación vs mitigación, se cubren mejor los efectos locales del cambio climático, se amplían perspectivas (climate change trail en perú) y hay actitud más agresiva con los países emisores (“afectados; es hora de cobrar”). También se ha mejorado en que antes cualquier alteración ambiental se asumía directamente al cambio climático, y las notas empiezan a reflejar que no siempre es así (Glaciares Popocatépetl en México, Galápagos amenazadas por la gente, no el cambio climático, o glaciar peruano derretido por turismo).
También merece la pena señalar que tras Copenhague hubo un parón en información sobre cambio climático, motivado por el desinterés periodístico tras el fracaso. Se han visto menos enviados especiales a las cumbres climáticas, y mayor desdén entre periodistas y editores. El interés ha ido resurgiendo poco a poco, y creemos que el próximo año crecerá mucho ante la expectativa/promesa de que en Paris 2015 se firmará un acuerdo vinculante de reducción de emisiones (Lima 2014 será una preparación a este compromiso).
Fuera del cambio climático, de nuevo en estos 5 años hemos tratado temas muy diversos como el fracaso de la iniciativa Yasuní ITT en Ecuador (b), la aparición de nuevos espacios sobre naturaleza en medios, destacado a menudo muy buenas notas (por ejemplo origen de sequías en región de Colombia o especiales sobre biodiversidad en Perú), visto que los datos en medioambiente son difíciles de interpretar, recogido temas de minería ilegal, crisis en agricultura como la roya en centroamérica, manglares amenazados, hemos hablado mucho del Amazonas (“no se puede preservar con hambre”, “El Amazonas es más interesante que el Universo”), y muchísimo de transgénicos (desde super papas argentinas hasta críticas distorsionadas de México, que a veces fuerzan a los científicos a inventarse términos como maíz sisgénico). En el controvertido tema de los transgénicos siempre hemos pedido que se hable en función de datos científicos no de dogmatismos, y que se asuma que “no todos los transgénicos son iguales”. Es cierto que los defensores suelen tener una visión simplista (generalmente acertada) en lo que respecta a salud y seguridad, y no les gusta incluir las problemáticas socioeconómicas, ambientales y éticas que sí deben considerar los periodistas. No es un tema que se pueda analizar sólo científicamente. Pero también es muy cierto que los contrarios han desinformado muchísimo (ver confrontación Buylla-Mulet), y causado una visión social más negativa de lo que se debería. Es un tema complejo, demasiado polarizado, y que no está resuelto todavía.
Dicho todo esto, creemos que los periodistas científicos/ambientales en la región están cada vez mejor capacitados y cubren de manera más rigurosa temas difíciles como transgénicos o cambio climático, pero que todavía hay margen de mejora y sobre todo muchas historias ocultas a exponer. El tracker echará de menos reflexionar sobre ellas.
– Pere Estupinyà
Ana Cristina Fuentes Valdés says
En un diplomado en comunicación de la ciencia hemos tenido esa discusión muchas veces. Yo veo que la gente de comunicación toca siempre temas ambientales porque es más fácil relacionarlos con la sociedad. Y porque los toman muchas veces muy someramente, por la superficie. También supongo que es por la gravedad del asunto.
Pero es necesario darle un enfoque más periodística, y mostrar de manera más creativa las consecuencias de la economía basada en el consumo.
Marisa Castiñeira says
Aunque suene repetitivo creo que las palabras claves son “cultura científica” un público educado en ciencia, ciencia básica, será un público exigente y a la vez reportará más satisfacción al divulgador científico. Para qué este se aleje del floclore del “todo mezclado” .
Por otra parte, también estoy muy de acuerdo en la forma de mitigar y responsabilizar del cambio climático se ve de muy distinta manera en países ricos que en los en vía de desarrollo. Aquí es fácil hacer demagogia y que entren en acción todos los “-instas” y no los “-logos”. Cuando hay aciones claras y puntuales que como dices se pueden llevar a cabo.