(English intro to Spanish lang post) Several reporters from Latin America have attended the AAAS meeting in Boston. We’ve read already a few stories in their newspapers, like a very interesting one about 3D images of whale fossils from Chile, or a set of 5 stories in La Nación (Costa Rica) about the evolution of skin pigmentation, brain rehabilitation, the application of scientific methods in cooking, science policy, or new images from Mercury. We’ll update this post with new stories when published. The Spanish tracker was already in Boston, discussing goals and challenges of science journalism in the region with reporters from Mexico, Colombia, Chile, Costa Rica, Perú and Brazil. But the most insightful thought came from a short conversation with Erik Vance, a science writer from US who moved to Mexico City a few months ago. Erik told me something like “I’m overwhelmed in Mexico with so many interesting stories to explain. I’ve sold some to important outlets in US, and I don’t have time to write more. Local reporters should try to pitch stories to US media, which have increasing interest on them”. I had the same feeling every time I traveled to Latin America. The message is clear: attending the AAAS to import some scientific stories is just fine, but there’s another most challenging goal, which is to export local stories about environment, health, biology or science. Lots of them have human and social components that make them at least as interesting and relevant as many of the results presented at AAAS.
Durante el encuentro de la Asociación Americana de Ciencia de Boston conocí a Erik Vance, un periodista científico freelance instalado desde escasos meses en México DF. Me explicó algo cuyo trasfondo ya hemos comentado en el tracker: no da al abasto con las historias apasionantes de ciencia que encuentra. Ha vendido ya temas a Discover, National Geographic, y no recuerdo cuántas más publicaciones me dijo. Tiene una larga lista de opciones, que simplemente no le da tiempo a preparar. Yo en mis viajes por América Latina he tenido una sensación parecida: La región está plagada de historias con trasfondo científico, medioambiental o sanitario esperando a ser explicadas. Quizás no sean investigación científica de primer nivel que aparezca en nature o cell, pero son historias con componentes humanos, sociales, medioambientales, y de desarrollo, que pueden resultar incluso más interesantes. Otro dato importante: he preguntado a varios science writers cuánto pagan los diferentes medios a sus freelances. En revistas, 1 dólar por palabra es lo mínimo, mínimo, mínimo. 1.5 o 2 es más común, e incluso me han llegado a hablar de 2.5 dólares por palabra. Si a esto le añadimos que muchas revistas y medios dicen estar cada vez más interesados en publicar historias procedentes a América Latina, el mensaje es claro: el periodista de ciencia latinoamericano que encuentre la manera de superar la barrera del inglés, y se atreva a ofrecer notas a medios estadounidenses, tiene muchas posibilidades de éxito. En congresos como el AAAS se ve que las vías de comunicación están abiertas, que hay receptividad, y que uno de los problemas es la falta de periodistas especializados en ciencia en la región.
Lo hemos estado hablando entre varios asistentes como Lisbeth Fog desde Colombia, Nicolás Luco desde Chile, Alejandra Vargas (La Nación – Costa Rica), Estrella Burgos (Cómo ves? – México), Ángela Posada-Swafford (Muy Interesante), Richard García (El Mercurio, Chile), Pablo Correa (Espectador, Colombia), Sofia Moutinho (Hoje, Brasil), Renata Sánchez (Quo – México), o Marcos Chumpitaz (Perú), algunos de los periodistas de la región que acudieron al AAAS. Ellos vienen aquí a US para acceder a ciencia de primer nivel y transmitirla a sus lectores. Está muy bien. Pero también existe la posibilidad de llevar historias desde Latinoamérica a EEUU. Es lo que hace Erik Vance, y le va muy bien.
El AAAS no es sitio para esperar grandes anuncios científicos. Quedó demostrado en la decepcionante rueda de prensa en la que el nobel Samuel Ting decidió no soltar prenda de los datos sobre materia oscura de su espectrómetro AMS que recoge datos directamente desde el espacio. A pesar de la insistencia de los presentes, repitió que serían publicados en dos semanas y no podía avanzar nada. Será periodismo científico en pijama desde el sofá. El AAAS es más bien por networking, actualizaciones, e ideas de historias futuras. Sin embargo varios de los procedentes de américa latina ya empezaron a sacar notas interesantísimas. A título de ejemplo, Richard García “Presentan impresiones 3D de fósiles de ballenas chilenas” publica un gran texto en El Mercurio hablando de las espectaculares imágenes 3D de fósiles conseguidos en Chile, que contribuyen a entender la evolución de los antepasados de los cetáceos. Richard aprovecha para destacar el potencial científico y divulgativo de la riqueza paleontológica chilena, y los riesgos de la degradación y mercado negro.
Imprescindible destacar también el prolífico trabajo de Alejandra Vargas en La Nación (Costa Rica), quien lleva ya publicadas nada más y nada menos que 5 notas, sobre la capacidad de volver a hablar después de un accidente cerebrovascular (Alejandra Vargas), la evolución de la pigmentación de la piel (A. Vargas), una cortita sobre nuevas fotos de mercurio (A.V.), una más amplia sobre la aplicación de técnicas de la ciencia en la cocina (A.V.), o sus reflexiones sobre el miedo a lo desconocido o lo que esperar en la AAAS.
Iremos ampliando notas si vemos que tienen interés. Pero el mensaje del post viene de la conversación con Erik y su “no entiendo cómo no hay más periodistas locales vendiendo historias a medios estadounidenses”. Está muy bien ir a Boston a importar la ciencia estadounidense (que en ocasiones sobrevaloramos), pero el reto y oportunidad es exportar la ciencia local que nos rodea.
– Pere Estupinyà
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