(English intro to Spanish lang. post) In 2005, the Spanish government launched an extensive epidemiological study to check whether cities near a nuclear power station had higher prevalence of cancer. The sample included 1000 towns and 8 million people. The project found no increase in mortality from any of 17 types cancer. Environmental activist groups have accepted and celebrated the results, but say there are small flaws in the methodology. We’ve seen in the press three types of reporting: some reporters only describe the study and its conclusions. Other include the criticism of the activist watchdog groups. In the third category, Público writes a deeper analysis and asks the authors of the research to respond to environmentalists’ specific claims.
It’s kind of funny to see such worry over this in a country where smokers are still allowed to light their toxic cigarettes in bars and restaurants, causing waiters 1000 extra lung cancers per year, according to a story today in El Pais.
Imagina que en tu país se presenta un estudio epidemiológico concluyendo que vivir cerca de una central nuclear no aumenta la mortalidad por cáncer. El estudio abarca más de 1000 municipios y 8 millones de ciudadanos, analizó 17 tipos de cáncer, empezó en 2005 tras años de ser reclamado por ecologistas, y fue realizado por una comisión independiente pactada por instituciones afectadas, grupos ecologistas, y expertos. ¿Cómo lo cubres? Te vamos a presentar tres grados de profundidad.
1) Puedes dar voz sólo a los autores del estudio, como hace El Pais en una sencilla nota “Las nucleares no causan cáncer, según un estudio oficial”, o La Razón por medio de un más completo análisis de J.V. Echagüe “Las nucleares, inofensivas para la salud”, quien dice que las inquietudes sociales que genera el vivir en las proximidades de una central nuclear “Quedan zanjadas de forma clara y contundente”. Desconcertante que tras varios párrafos quitando temores, aparezca la siguiente frase: “El estudio afirma que en la fábrica de Andújar se han detectado «excesos de mortalidad para los cánceres de pulmón, colorrectal y leucemias». Mientras, en Saelices El Chico se aprecian «mayores tasas de mortalidad por cánceres de sistema nervioso central».” No logramos entenderlo, e imaginamos que se trata de un error. Avancemos.
2) Si lees en El Mundo el titular de la nota de María Sanz “Para Sanidad, las centrales nucleares no aumentan la mortalidad por cáncer”, intuirás que además de reflejar el contenido del estudio María también ha ido a buscar la opinión de los grupos ecologistas contrarios a la energía nuclear. Entonces puedes leer: “organizaciones ecologistas como Greenpeace afirman que estos resultados cuentan con varias limitaciones y no invalidan otros en los que sí queda demostrada una relación causa-efecto”. Confusión. Aunque no creemos justo equiparar los datos de los autores del estudio con las opiniones de greenpeace, buen trabajo aportando el contrapunto ecologista. Pero todavía se puede mejorar.
3) Público presenta la nota más completa por medio de Ainoa Iriberri: “Un estudio desvincula nucleares y cáncer”. En él, aparte de explicar la metodología del estudio en un grado de profundidad que otros no han considerado, busca que los autores respondan a las críticas de los ecologistas. Por ejemplo: no se miró incidencia de cánceres en lugar de mortalidad porque no había suficientes datos históricos disponibles. Se podrían haber hecho, pero entonces la potencia estadística hubiera sido mucho menor.
Es un estudio muy importante, y que sin duda será citado reiteradamente en discusiones futuras. Aunque los expertos ya esperaban estos resultados, la sociedad sí reclamaba pruebas más fehacientes de que vivir cerca de una central nuclear –en condiciones normales- no tiene ningún efecto sobre la incidencia de cáncer. De todas maneras, lo que en realidad algunos ecologistas y ciudadanos continúan temiendo es qué ocurre si algún día estas “condiciones normales” dejan de serlo.
– Pere Estupinyà
(*) más info: nota del servicio de noticias SINC
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