(English intro to Spanish lang post) Each day the back page of La Vanguardia (Spain) publishes an interview to a broad variety of people who have interesting ideas and experiences to explain. No celebrities but writers, economists, common people with remarkable achivements, different views, doctors, artists, and a really high amount of scientists. These interviews are known as “the back page of La Vanguardia”, and are extremely successful among the online and print readers. Here we often highlight some of these interviews to important researchers. But there is a downside that we feel the need to comment: Every once in a while “The back page” (La Contra) publishes uncritical interviews to a whole range of pseudoscientists. This week some circles of Spanish science writers have criticized the text featuring a Mexican doctor who assures he can cure 16 different diseases with water imprinted with the right wavelengths of light. The whole conversation about how disease modifies the “atomic behavior of electrons”, or "the harmony of the atom of hydrogen", or "the electric information the mother transmits to her offspring" is really nonsense. Maybe the worst of it is that the reporter doesn’t show any level of skepticism. We’ve been following “The back page” for several years, and this is not an isolated event. We think that from the perspective of the science reporting, “La Contra” should be more careful and skeptic in some of the pseudoscientific characters it exposes to such a huge audience.
La Vanguardia (Esp) es quizás el único periódico que se empieza a leer por la última página. Tan pronto es comprado por alguno de sus fieles lectores, instintivamente lo gira “para ver quien hay hoy en La Contra”. Todo periodista en España conoce los ingredientes del estilo y tremendo éxito de “La Contra”: un personaje no necesariamente conocido pero con vida, conocimientos o ideas interesantes, entrevista ávida de extraer mensajes profundos y muy directos, redactar el texto en formato diálogo con preguntas y respuestas bien cortas y concisas, fotografía bonita a color, e introducción donde se presenta al entrevistado de manera informal y muy cercana al lector. Lectura rápida, fácil, con ideas o mensajes concretos, y siempre interesante. Por La Contra pueden pasar economistas, artistas, escritores, personas comunes con experiencias originales, y un muy buen número de científicos. La contrapartida es que de tanto en tanto aparecen personajes pseudocientíficos con las ideas más extravagantes e infundadas que puedas imaginar. Somos conscientes del gran éxito que estos últimos tienen entre los lectores, que “La Contra” no se presenta como una sección de ciencia y puede poner a quien le de la gana, y que está bien escuchar ideas no convencionales. Pero desde este Knight Science Journalism Tracker toca decir que entre la comunidad de cominicadores científicos de España existe una sensación de que “se están pasando con tanto charlatán”, de que la abundante presencia de iluminados enturbia el buen crédito de la sección, y de que dar visibilidad a tanto terapeuta pseudocientífico es contraproducente.
Insistimos: Hay mucho de bueno en La Contra. Hoy mismo Ima Sanchís entrevista al investigador Roger Schank sobre sus iniciativas de aplicar el learning by doing al aprendizaje, y el pasado martes Lluís Amiguet conversaba en tono crítico sobre la industria farmacéutica con el premio Nobel Sidney Altman. Genial. Pero dos días antes de Altman Ima publicaba la serie de argumentos inconexos de un señor asegurando que “El ser humano es luz condensada”. De verdad; nos encanta el contenido y estilo de la contra, y entendemos que para mantener su éxito debe continuar sorprendiéndonos cada día dando cabida a gran diversidad de personajes. Es meritorio que después de tantos años la gente continúe teniendo la reacción “a ver quien hay hoy en la contra”. Pero se pasan con las pseudociencias. Y éste terapeuta mexicano de la luz condensada es uno de los ejemplos más claros. Sin duda el entrevistado será un muy buen hombre, de gran corazón, y bonita historia personal pues siendo herrero en familia de campesinos empezó a estudiar medicina ya de adulto impulsado por la enfermedad de su hijo. Pero las barbaridades que expresa no tienen sentido alguno. Y de verdad no es que nos estemos pasando de puristas. Es un caso extremo, y por desgracia no aislado en La Contra. Veamos lo que dice:
Este médico mexicano cuenta que estudió a 1600 mujeres embarazadas con espectrofotometría, y que comparando el índice de absorción del colágeno de embarazadas con el de personas enfermas concluyó 1- “la madre transmite al niño toda la información genética, y también la eléctrica y electrónica, y le da la información de todas las enfermedades sin que las viva”, y 2- “cada sintomatología repite la misma alteración en la absortividad del plasma sanguíneo, es decir que cada patología que he estudiado tiene una huella espectral propia”.
Esto se lo ha inventado. Directamente. Con un mínimo de conocimientos en fisiología se percibe la carencia de sentido. Pero es que además, justifica sus argumentos diciendo que “El ser humano es luz condensada y la enfermedad es una descondensación de esa luz”. Si no entiendes muy bien a qué se refiere, fíjate en las siguientes expresiones: “es posible observar la salud desde un punto de vista del comportamiento atómico de los electrones y ayudar a restablecer el bienestar de las personas restableciendo la armonía en la función del átomo de hidrógeno”. Nos gustaría saber cómo ha sido capaz de analizar –cómo él dice- la “distribución electrónica de los átomos de hidrógeno en lípidos, glúcidos o hidratos de carbono” y sus alteraciones por contaminantes. De verdad; ¿cómo ha medido esto? ¿Cómo ha medido la distribución electrónica en átomos de hidrógeno? ¿Por qué no le dan el Nobel? Simple y llanamente, esto no podemos darlo por bueno en una sección cuyos lectores le otorgan gran credibilidad. Pero lo peor es que…. Trata a pacientes!!! Y lo hace “dando la frecuencia de longitud de onda adecuada”. La periodista se interesa por saber cómo les administra esta “frecuencia de longitud de onda adecuada” y le responde que “utilizo la memoria del agua como vehículo para restablecer el comportamiento coherente en el patrón electrónico”. Y lo hace dando al agua “estímulos de luz específica para que restablezca su patrón de luz ideal”. Y por si fuera poco, tras estas palabrejas que para algunos pueden generar sensación de asombro y a otros estupor, asegura que está tratando 16 patologías distintas, porque “Somos agua, y en el agua hay una energía que es desconocida a nivel científico”. Entrevista completa aquí. ¿tú irías a que te cure este doctor? Por favor… por muy bonita que sea la historia que dice tener este hombre, esto es una escandalosa farsa sin sentido alguno. Aquí sabemos de los enormes límites del conocimiento científicos, y aceptamos que ante lo desconocido se elucubre con interpretaciones, hipótesis, o ideas no convencionales. Está muy bien hacerlo. Pero cuando contengan al menos una mínima coherencia. Es este exceso de credulidad lo que desde la perspectiva del periodismo de ciencia criticamos en algunas “Contras” de La Vanguardia. Creemos que deberían ser más cuidadosos en evitar la pseudociencia. Y como decíamos, no es sólo opinión de este tracker sino que se comenta entre círculos, redes sociales y listas de correo de comunidades de periodistas científicos.
A título de ejemplo, una crítica más contundente también a raíz de esta misma entrevista es la del periodista de ciencia de El Correo Luís Alfonso Gámez ““La Contra” de ‘La Vanguardia’: el mejor trampolín para la charlatanería en la gran prensa española”. Allí acusa a los periodistas responsables de “no hacer ni una pregunta incómoda y limitarse a transcribir las afirmaciones extraordinarias que hacen sus interlocutores como si fueran palabras de Dios” (ver ejemplos de “contras” pseudocientíficas en el post de Gámez). Quizás no sea así en todos los casos, pero ciertamente esta falta de crítica –patente sin duda en la entrevista al médico de la luz condensada- es un problema en depende qué personajes. No quizás en los que explican su vida o experiencias, pero sí en quienes promueven nuevo conocimiento y terapias alternativas. El nuevo conocimiento se puede adquirir de varias formas: una es a través de hipótesis y experimentación científica, otra es inventándote teorías que te puedan parecer más o menos lógicas. En estos momentos de la historia, en general no podemos considerar a las segundas tan válidas como las primeras. Sus hipótesis en ocasiones quizás sí. Pero no sus conclusiones ni metodología. Como también expone Gámez, no debemos poner frente a los lectores ciencia y superchería al mismo nivel. La Contra tiene una repercusión enorme. No es sólo hojeada sino leída con atención y admiración por decenas de miles de personas cada día. Desde la óptica del periodismo de ciencia, creemos que haría mejor labor si subiera el filtro del escepticismo en su selección y entrevistas a algunos personajes.
– Pere Estupinyà
Pol says
Un artículo muy acertado y conveniente!
Y no les digo nada de los médicos (sic) especialistas (otro sic) en Medicina Cuántica…
José Luis San Miguel de Pablos says
Entiendo la crítica a esa Contra concreta del médico mexicano y creo, además, que la medicina es un terreno especialmente peligroso. Pero, en términos generales, ¿dónde se pondría el límite de la censura impuesta a lo no-científico? Porque hay una corriente muy restrictiva de la expresión de opiniones que no están de acuerdo con la verdad considerada cierta y establecida de una vez por todas. El día que la Contra dé voz a un terraplanista desde luego que me indignaré y diré basta. Pero observó que son demasiadas las opiniones y temas que ciertos científicos quisieran “cancelar” y ahí no puedo seguirles.
alia says
muy acertado lo que comentas, por otro lado la medicina es una ciencia muy compleja que requiere mucho estudio.