(English intro to Spanish lang post) Uruguayan Health Department retired from the market a homeopathic product with suspicions of being hepatotoxic. A patient denounced hepatic complications some time ago, authorities analyzed it, and discovered it was produced with an herb which sometimes lives in simbiogenesis with a toxic fungus. The case revealed the absolutely lack of regulation on these kind of products in the country, and the government announced it’s going to start working on it. There’s been lot of coverage, but a reporter from El Observador did clearly the best job interviewing all different sources, including the creator of the homeopathic product.
Quiet similar news in Spain: The Health Department has just announced it’s going to legalize as medicines all the homeopathic products fulfill specific criteria of quality, security, and effectiveness. Effectiveness is the most conflicting point. The new legislation will require clinical trials only to the products that claim specific therapeutic properties. The rest would be approved without the need to prove efficacy. It seems that the marketing of the products will be the way to skip trials.
En este excepcional artículo de Paula Barquet “MSP suspendió un remedio que utilizaban 50.000 personas” en El Observador (Uruguay), leemos que hace un tiempo el Ministerio de Salud Pública de Uruguay recibió la denuncia de un paciente que consumía unas gotas homeopáticas llamadas GS -muy comunes en el país- y sufrió una intoxicación hepática. Podía ser una consecuencia o una simple casualidad, pero el Ministerio decidió investigar la composición de las gotas y vio que contenían extracto de la planta Mio Mio. Esta planta es habitual de los campos de la región, y según el artículo “el ganado por lo general la rechaza, pero se dan casos de ingesta accidental que se traduce en alta mortandad por lesión hepática masiva y hemorragias”. La planta en sí no es tóxica, pero suele presentar simbiogenesis con un hongo que sí lo es. Alertados, el Ministerio decidió retirar del mercado temporalmente el preparado homeopático, y reflexionar sobre la necesidad de regular esta industria, que no cuenta con ningún control en el país (artículo similar).
Pero volviendo al artículo original, Paula Barquet explica que las gotas GS son recomendadas para tratar el cáncer, y entrevista a un oncólogo explicando que no sabe cómo frenar a sus pacientes, que acuden a la homeopatía “buscando la esperanza en cualquier lado”. El oncólogo opina que si mantienen la medicina convencional no es necesariamente negativo, pero que como no están estudiados ni probados puede haber componentes tóxicos. El Observador logró entrevistar al productor de las gotas, quien dijo que en 25 años no había visto ningún efecto adverso, que “la única consecuencia inesperada es que el producto puede llevar a algunas personas a aumentar de peso porque aumenta las defensas del organismo” (fíjate tú), que “mejora “el flujo hormonal” por lo que en las mujeres crece la posibilidad de embarazo”, que “ante un tumor maligno su fórmula actúa de tres maneras: mata las células cancerosas selectivamente, impide su reproducción, y “destruye la red capilar del tumor”” (este hombre es un vulgar curandero), que “ tomando unas 250 gotas por día, el tumor reduce su tamaño” (no; un charlatán), y que “no sabe por qué el gobierno lo “ataca” pero en todo caso considera que los perjudicados “son los pacientes, que se van a morir”” (incluso un pelín sinvergüenza)
¿Consecuencia? ¿indignación de la gente? no; “Más de 140 llamados al día en busca de las gotas contra el cáncer”, según explica Paula Barquet en otro excelente texto en El Observador, que muestra muy bien el sentir de los pacientes desesperados.
La noticia ha aparecido en otros medios como El Espectador o El Diario. Pero la primicia es claramente de El Observador, que añade una entrevista al creador de las gotas y un texto sobre “¿Qué opinana los oncólogos sobre la homeopatía?”
Sin entrar en el debate sobre la falta de base científica de la homeopatía, el poder del efecto placebo, o los riesgos que supone evitar otros fármacos, queda clarísimo que existe un vacío legal enorme en la comercialización de estos remedios naturales. Obvio que por su propio principio de dilución, la inmensa mayoría no tendrán ninguna toxicidad. Pero no puede ser que no se les exija pasar un mínimo de controles. Si no para probar su eficacia (hay muchos fármacos convencionales en el mercado que tampoco tienen eficacia alguna), al menos para probar su seguridad y establecer unos criterios a cumplir antes de permitir comercializarlos o no. Eso es lo que parece está a punto de hacer el gobierno español, según leemos en un muy buen texto de María Sahuquillo “Sanidad dará el permiso definitivo a miles de productos homeopáticos” en El País. El articulo explica que en España existe desde hace 2 décadas una norma transitoria, que ahora se ratificará, y que si los laboratorios demuestran cumplir requisitos similares a los de otros medicamentos en cuanto a calidad, seguridad y eficacia (no con ensayos clínicos sino “en su uso tradicional”), serán autorizados y se inscribirán en el registro de fármacos. Podrán incluso publicitarse como cualquier otro medicamento que se venda sin necesidad de receta. María dice claramente que “el rechazo colectivo científico es amplio”, pero el artículo debería haber profundizado en qué se basan los estudios de eficacia con métodos tradicionales. La decisión es un claro paso a legalizar la homeopatía con unos criterios que la comunidad científica podría considerar demasiado laxos. Aún y sabiendo que los intereses económicos son enormes, y las universidades y facultades parecen estar sacrificando la ciencia por ellos, estaría bien escuchar opiniones de referentes en contra de la decisión, como se hace en las informaciones periodísticas de otras áreas. El Mundo también presenta un buen texto de Laura Tardón “Sanidad regula los productos homeopáticos en España”, citando a alguien de Boiron y a una biorreguladora, pero tampoco voces contrarias a la homeopatía. La regulación del ministerio permitirá distinguir los productos homeopáticos de buena y de mala calidad, lo cual es algo positivo y parece contentar a los medios. Pero para muchos no es suficiente, y no querrían que la homeopatía esté de ninguna manera autorizada legalmente por el ministerio de salud. Es una posición que puede parecer extrema, pero que tiene sólidos argumentos.
Justo antes de terminar este post hemos visto que quien realmente se adelantó a todos al ser el primero en analizar la información de Diario Médico fue Javier Salas “Sanidad abre el proceso para regularizar 19.000 productos homeopáticos” de Materia, que además analiza el factor ahorro económico que esto supondrá a los laboratorios farmacéuticos, añade el importantísimo dato de que “Desde los laboratorios homeopáticos Boiron reconocen a Materia que la industria sí ha participado en en el desarrollo de este texto”, y transmite la opinión de criticos con la homeopatía.
También imprescindible, clarificadora y tremendamente “to the point” entrevista de Ángeles López “No todos los fármacos homeopáticos tienen que demostrar eficacia” a la directora de la Agencia Española de Medicamentos en El Mundo. El punto clave queda claramente revelado: los productos homeopáticos que no digan tener una función terapéutica concreta no deberán pasar ensayos clínicos de eficacia para ser aprobados. Esta será la línea fina en la que el etiquetado y marketing será decisivo. Un producto homeopático que diga “mejora el sistema inmune” deberá demostrarlo, y si lo hace será considerado medicamento. Si dice algo vago como “contribuye a mejorar tu salud” podrá colar sin prueba de eficacia, y ya será el farmacéutico o dueño de herboristería que venda sus milagros. Aquí es donde los críticos de la homeopatía podrán aferrarse y denunciar irregularidades. También vemos que la directora se excusa con una norma europea, y dice que no es confuso para el paciente “lo primero que tiene que hacer un paciente, y todos en general, es ser un paciente informado. A un paciente no hay que estar siempre protegiéndolo. Cualquier persona, si va a utilizar la homeopatía, si un médico le ha dicho que puede utilizar la homeopatía, tiene que saber perfectamente lo que está haciendo”. Esta opinión es poco realista, y se podría calificar de equivocada. De todas maneras, interesante la claridad con que se exponen en esta entrevista los límites y parámetros de la legalización.
– Pere Estupinyà
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