(English instro to Spanish lang press) In less than 20 years Pastoruri glacier in central Peru has shrunk in half, and lost 70% of tourists. The glacier is not going to recover, but maybe tourism does thanks to the “Climate change trail”; a route that next spring will begin to show tourists the evidences of glacial melting due to global warming. We think that’s a very characteristic situation. The rise in temperatures it’s not uniform around the globe, and Andean glaciers at high altitudes are specially affected. A great story in BBC Mundo explains the “climate change trail” initiative, but also the serious problem of water supply that endangers local people and agriculture. It’s a clear example of the need to work on specific climate change adaptation projects, and the irony that poor countries that contributed the least to climate change are the ones expected to suffer the most.
We comment on another extremely interesting story coming from Uruguay. There, local paleontologists published a paper describing 30.000 year old animal bones with cut-marks that according to them, could be made by human tools. That would mean that human presence in America would be much older than thought. Of course the assumption is controversial. Researchers show huge confidence in their study, and the most extensive story we’ve read say it could be a revolutionary study, but everybody assumes that data is not concluding yet.
Lo comentamos brevemente a finales semana pasada, pero merece un post específico por dos motivos: primero lo paradigmático que resulta el hecho de que un glaciar que hace dos décadas albergaba actividades deportivas y recibía 100.000 turistas al año, en estos momentos haya perdido la mitad de su tamaño y esté a punto de convertirse en una “ruta del cambio climático” donde los turistas podrán comprobar in situ los efectos del calentamiento global. Muy significativo. Preciso es recordar que cuando se habla de subidas de 1°C de media en el planeta, no es uniforme. Hay áreas que aumentan más que otras, y en concreto las fluctuaciones de temperaturas suelen ser más notorias en zonas montañosas que en el litoral. Los glaciares andinos son unos de los clarísimos perjudicados por el cambio climático. Y para los que todavía dudan de la magnitud de sus efectos, la historia del glaciar peruano Pastoruri convertido en exposición para ver los efectos del cambio climático, puede ser muy representativa.
El segundo motivo es el comentario puramente periodístico, y es para felicitar la perspicacia y buen hacer de Alejandra Martins “La ruta del cambio climático, nueva atracción en Perú” en BBC Mundo. La nota fue distribuida la semana pasada por reuters pero al parecer sin grandes imágenes ni consiguiendo demasiada repercusión. Alejandra la retomó, amplió información con nuevas fuentes, y la ha redactado de manera bastante más contundente y completa. Su texto dice que la ruta del cambio climático “promete ofrecer a los visitantes otra experiencia única: ver de cerca el impacto irreversible del calentamiento global y ser testigo del glaciar antes de su desaparición, lo que podría ocurrir en poco más de una década”, e incide en el importantísimo factor que más allá del turismo, el gran problema de la desaparición de glaciares es la disminución en el abastecimiento de agua para las poblaciones locales. La nota ya se está esparciendo por bastantes medios digitales como Terra, o sin ir más lejos el propio El Comercio de Perú, que toma la información de BBC Mundo sin ampliar por su cuenta.
Completamos este post con un artículo detalladísimo pero complejo y controvertido de Noelia González “El hombre llegó a América 15.000 años antes de lo pensado” en la sección de ciencias Cromo de El Observador. Si con el tiempo la hipótesis propuesta por los investigadores uruguayos se confirmara, ésta sería la primera nota periodística amplia sobre el tema. Somos cautos, porque lo propuesto por los paleontólogos en Proceedings of The Royal Society es que ya había humanos en el continente americano hace 30.000 años, el doble de los 15.000 en que hasta el momento se cifra su llegada. Bueno; como suele ocurrir, los propios investigadores son más atrevidos en el texto periodístico que en el artículo científico. Lo que documentan en este último es el descubrimiento de unos restos fósiles de animales con cortes que aparentan ser de utensilios humanos. Esto es científicamente muy válido de ser publicado y dado a conocer a la comunidad científica para que pueda ampliar análisis o revisar teorías. Pero si en el paper hubieran sido tan taxativos como en su divulgación, posiblemente la revista no lo hubiera aceptado. De hecho en los finals remarks se dice “besides some rather controversial claims in both South and North America, current evidence for humans arriving in the New World before the Last Glacial Maximum (as indicated by the dates at Arroyo del Vizcaíno) is equivocal. Thus, the age of the site and the scarcity of formal tools urge caution in interpretation. In any case, we argue that the Arroyo del Vizcaíno site deserves to be included in the agenda of early American peopling, either as a not foreseeable discovery or as an example of natural processes mimicking human presence. As such, further detailed study of the site is warranted to resolve these issues”. Es decir, importante indicio, pero no concluyente y falto de más investigación.
En este sentido, el titular de Cromo es demasiado afirmativo. Y las palabras de los propios científicos (no acusemos siempre al sensacionalismo periodístico) también demasiado osadas, como la propia Noelia escribe tras el texto: “ “La prehistoria comenzó el doble de tiempo más temprano de lo que se cree”, resumió Fariña, docente de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (Udelar)”. De hecho, para ser justos Noelia hace un gran ejercicio de precaución. Introduce el tema y la historia del descubrimiento de manera extensa y meticulosa, da voz a los responsables del hallazgo, pero hacia mitad del texto empieza a matizar que no todo es tan concluyente todavía, que las marcas en realidad no son tan fáciles de interpretar, y que seguramente la investigación estará sujeta a ojos críticos de los escépticos. Resumiendo: importantísimo hallazgo de la paleontología uruguaya, pero que el tiempo y más investigaciones independientes confirmará o descartará. Cierto que “el estudio tiene todo para ser revolucionario”, como escribe Noelia, pero quizás es precipitado asegurar que “no sólo obliga a replantearse la antigüedad de la vida humana en América, sino también a repensar las teorías de cómo se fue poblando el continente”.
– Pere Estupinyà
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