(English intro to Spanish lang post) Excellent series of stories in La Nación (Costa Rica) about the work of local researchers in the archeological site “Guayabo”. For two days, the topic have appeared in the front page of the print edition. The stories talk about radiocarbon dating, the effects of lichens and bacteria on the rocks, and the restoration work conducted by archeologists at the University of Costa Rica. The series include photos from the site, videos feautiring researchers, plenty of extra information, and an interview to a visiting international expert.
Lo defendemos airadamente: América Latina ofrece un potencial enorme de historias científicas apasionantes, que no está suficientemente explotado debido a la falta de periodistas especializados en la región. Quizás no serán investigaciones con colisionadores de partículas de presupuestos multimillonarios, pero –disculpad la referencia personal- viajando por Perú, Paraguay, Ecuador… encuentras científicos explicándote todo tipo de proyectos destinados directamente a estudiar y mejorar las condiciones de la población local, su patrimonio y entorno natural. Desde criaderos del paiche en el amazonas a tests más baratos para la tuberculosis. No terminarán publicados en Science, ni quizás en ninguna otra revista científica; pero son una ciencia realizada también por universidades y centros de investigación locales, que involucra a personas reales, con vocación aplicada, y que si bien no necesariamente tendrá repercusión internacional, puede ser mucho más interesante y cercana a los ciudadanos que ciertos trabajos académicos que publicamos procedentes de Estados Unidos. ¿Problema? Falta de espacios y equipos capacitados. Por eso no nos cansamos de citar a la sección Aldea Global de La Nación como un ejemplo a imitar en países pequeños. El modelo es sencillo: Una apuesta inicial del medio, un equipo bien formado que va creciendo, contacto fluido con instituciones del país, y una vocación de combinar las principales noticias internacionales con explicar qué están logrando los científicos ticos. Cuando esto se consigue, la ciencia alcanza primera página. Es lo que ocurrió con la serie de notas dedicadas al estudio arqueológico de los restos de Guayabo.
En la primera nota Michelle Soto “Arqueólogos descifran por fin cuando se construyó Guayabo” explica el trabajo de investigadores ticos en colaboración con estadounidenses para datar carbono y aunar trabajos arqueológicos hasta datar que la ciudad precolombina se construyó entre el año 900 y 1100 dC. La nota de Michelle es corta pero concisa, bien redactada, incluye video con declaraciones de arqueólogo de la Universidad de Costa Rica (UCR), y se publicó en primera página de La Nación.
Al día siguiente Michelle Soto amplía información con “Bacteria desintegra las rocas de Guayabo”. Buena dosis de microbiología para explicar la acción de cianobacterias en el desgaste de los restos arqueológicos, y los intentos cautelosos de los investigadores para frenarlos. Michelle publica un segundo texto sobre los líquenes y la discusión sobre quitarlos o mantenerlos. Se incluye despiece resumen de las características de Guayabo.
La tercera nota vuelve a llegar a portada de La Nación, y es un detallado texto de Andrea Solano “Esferas precolombinas de zona sur presentan serios daños” sobre los trabajos de restauración de esferas precolombinas, y los deterioros causados por la acción humana. Se incluye una entrevista a experto italiano quien opina que “estas merecen ser declaradas patrimonio mundial”, pequeño texto sobre los misterios por resolver que todavía envuelven a las esculturas, y la opciones que evalúan los expertos para restaurarlas. Esta serie de notas publicadas ayer lunes 27 merecieron de nuevo portada en La Nación. Fantástico. Oportunidad bien aprovechada de transmitir a la población local el trabajo de investigadores locales, y el por qué de su importancia. Sin duda hay muchas más historias esperando a ser contadas.
– Pere Estupinyà
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