(English intro to Spanish lang. post) Reporters in Chile say psychologists have two focuses as they work with the trapped Chilean miners: they base advice on similar situations experienced on space and Antarctic, and they are observing and trying to learn as much as possible from this new situation. A bit speculatively, one reporter suggests that the genetic heterogeneity of Chilean population has prepared them to confront difficult situations, which may help the miners. Elsewhere: In Ecuador, two great environmental stories: the first describes scientific studies in the tropical rain forest and the vast plant biodiversity that has been cataloged. The second alerts that some protected areas are endangered due to lack of funding to take care of them. We see something similar in Bolivia, where a reporter summarizes the achievements of the nation’s science on the 50th anniversary of its National Academy, while also complaining about the lack of government support for research.
Comentábamos hace unos días la oportunidad que supone el aislamiento de los 33 mineros chilenos para preparar notas de ciencia. Tanto sobre cómo los conocimientos ya existentes de sicólogos, fisiólogos o expertos de la NASA pueden ayudar en la difícil situación, como qué nuevas lecciones podrán extraer al analizar en detalle un evento tan único. La Tercera (Chile) publica un extenso reportaje de Marcelo Córdova “Las lecciones que dejará para la ciencia la convivencia de los 33 mineros a 700 metros de profundidad”, en el que encontramos información muy curiosa. Por ejemplo, en estadías extensas en la Antártica se ha definido el “síndrome del tercer cuarto”, según el cual los problemas mentales y de ánimo suelen empezar a intensificarse seriamente a partir de la mitad del período de permanencia. También nos resulta interesante la necesidad de moderar el contacto con familiares: si bien en cierta cantidad resulta tremendamente útil, los psicólogos ven que un exceso de comunicación con familiares puede ser contraproducente, porque evita una aceptación de la situación y genera más ansiedad. También se conoce que en las dinámicas de grupo las personalidades más extrovertidas son las que primero suelen sufrir cambios de ánimo problemáticos, y que no se debe bajar la guardia tras el rescate porque después del éxtasi inicial suelen aparecer depresiones y roces en el entorno familiar. Eso es aplicación de lo ya “conocido”, pero los expertos no esconden que su papel es también de observadores para sacar toda la información que puedan de tan inusual situación. No hay grandes conclusiones todavía, paro ya les empieza a sorprender el papel de líder y la organización de tareas que se está fraguando. Llegarán más datos sin duda.
Una información relacionada nos deja un podo dubitativos. En Mercurio (Chile), Pamela Elgueda Tapia asegura que la heterogeneidad genética de los mineros hará que afronten y superen mejor la situación. La tesis -defendida por genetistas locales- es que la diversidad genética aportada por la rica mezcla de antepasados indígenas, europeos, africanos o asiáticos, genera mayor capacidad de adaptación a entornos cambiantes. Puede ser, aunque nos suene un poco especulativo y arriesgado trasladarlo a una situación tan concreta como esta. Esperemos también que la expresión “el gen minero” que aparece en el final del artículo no cuaje. De todas maneras, excelente manera de transmitir los estudios genéticos que científicos locales están realizando sobre la población chilena, donde –por ejemplo- se ve que las clases más altas tienen un 20% de genes indígenas y las más bajas un 56%. O que el 84% de los genes mitocondriales (se transmiten sólo por la madre) sean de origen indígena. Esto reflejan que eran mayoritariamente hombres los que llegaban a tierras chilenas y dejaban descendencia con mujeres nativas. Toda esta diversidad, según el artículo ofrece mayor capacidad de sobrevivir en condiciones extremas a los mineros. Esperemos que así sea.
Sin salir de Chile, en SciDev descubrimos por medio de María Elena Hurtado que… sorpresa! El gobierno chileno acaba de descubrir que su inversión en I+D es menor de lo que pensaba. Se ve que han utilizado un nuevo método para calcular el gasto, y ahora en lugar del 0.7 del PIB es el 0.4. Lo bueno es que esto generará un aumento de los presupuestos.
En El Universo (Ecuador), encontramos dos muy buenos textos sobre temas medioambientales. Alexandra Ávila explica de maravilla cómo los científicos trabajan en las parcelas de monitoreo del Parque Nacional Yasuní para entender la diversidad, dinámica y funcionamiento del bosque tropical. Según el artículo, en las 50 hectareas de la parcela ya se han identificado 1.200 clases de árboles y plantas; más especies -de árboles- que en Estados Unidos y Canadá juntos. Muy completo trabajo relatando la metodología seguida por los experimentadores sobre este tesoro de biodiversidad que, según la nota “áreas protegidas, debilitadas por recursos insuficientes”, están en peligro por financiación insuficiente. Buen trabajo de reivindicación, con abundantes datos.
Destacamos hoy también en el periódico boliviano La Razón, el texto de Miguel Vargas “Investigación made in Bolivia” que aprovecha el 50 aniversario de la Academia Nacional de Ciencias para repasar con orgullo qué ha aportado durante estas décadas la ciencia boliviana, pero mostrando disconformidad con la pobre apuesta del gobierno hacia la i+D “ante una sociedad que no es consciente de que la investigación es la punta de lanza del verdadero desarrollo”. Es decir; se requieren más recursos públicos y privados para la CyT. Pero atención; también para la difusión del conocimiento científico. Ni científicos ni comunicadores trabajan por voluntarismo. El tracker ha estado últimamente participando en diversas jornadas para discutir cómo mejorar el periodismo científico en la región. Y quedó harto de escuchar muchas buenas intenciones pero pocos proyectos concretos que tengan recursos ambiciosos asignados. Si las instituciones consideran tan importante el término de moda del public engagement with science (compromiso público con la ciencia), deben mostrar un apoyo más decidido. Y nosotros ser proactivos en solicitar lo que necesitamos. Continuaremos con estas reflexiones.
– Pere Estupinyà
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