(English intro to Spanish lang post) El Espectador published yesterday a controversial story in which a colombian University professor harshly denounced that one of the most recognized colombian scientists, Dr Raul Cuero, had been lying for years about his scientific CV. The story said that Dr Cuero claims to have published more than 90 publications, to own 13 patents, to have received prestigious international awards, and to work for NASA, but none of this is true. Dr Cuero defends himself saying that journalists -not him- have exaggerated his profile, and that his research is absolutely solid. There’s a big uncertainty surrounding Dr. Cuero’s case. Checking scientific databases is obvious that he has inflated his CV, but it’s not clear yet if he committed scientific malpractice in the research he’s published. A deeper investigation by colombian scientific institutions should clarify this fundamental issue. But an important point to make here in this tracker is that scientific reporters in Colombia have been acclaiming Dr. Cuero for ages without checking if his merits were true. The story published in El Espectador should be read as a criticism to Dr. Cuero, but also to local science journalism. The university professor who wrote it said that “the research for this article should be done by a journalist, not me”. We absolutely agree with that.
“La investigación para este artículo debería haberla hecho un periodista, no yo”, dice el doctor Rodrigo Bernal en “Los dudosos honores del científico colombiano Raul Cuero”; un imprescindible artículo publicado en El Espectador donde acusa de inventarse cargos y publicaciones científicas a uno de los investigadores más reconocidos de Colombia. Su denuncia concreta es que Raul Cuero dice trabajar para la NASA cuando no es así, tener 13 patentes cuando son sólo dos, haber recibido importantes premios internacionales que en realidad son vulgares menciones, y publicado 90 artículos científicos cuando en realidad sólo son un puñado de poco impacto junto con algunos capítulos de libro y presentaciones en conferencias. Evidentemente el investigador se ha defendido: “No he sido deshonesto: Raul Cuero”- El Espectador y “Mi trabajo es crear cosas, no producir publicaciones: Raul Cuero” – El Tiempo. El caso es tan polémico y cuenta con tantos matices a debatir en el ámbito del periodismo científico, que la verdad cuesta saber por donde empezar.
Primero, estamos absolutamente de acuerdo con la frase del doctor Bernal con que abrimos este post. El Dr. Bernal explica que su principal motivación para denunciar al Dr. Cuero es ver cómo constantemente en los medios de comunicación se estaba ensalzando sus logros y figura, de una manera que él consideraba absolutamente desproporcionada e injusta científicamente. Pone de ejemplo el texto días antes en El Tiempo donde Maria Isabel Rueda le llega a preguntar si aspira a ganar el premio Nobel, y a esto El Espectador añade una galería de titulares de prensa “Lo que dijeron los medios sobre Raul Castro” donde se leen artículos espetando exageraciones como que “ha desarrollado compuestos antimicrobianos y sensores de DNA para detección diabetes temprana” (ambas cosas son biensonantes pero ninguna novedosa), “Colombiano, genio de la NASA, quiere crear vida en Marte”, “de Buenaventura a respetado científico de la NASA”…
De aquí el primer mensaje de este tracker encargado de analizar el periodismo científico, no la ciencia: El Dr. Raul Cuero ha estado manipulando a los medios de comunicación para ganar fama sin que ellos se hayan parado a analizar si lo que decía era cierto o no. Credulidad absoluta de los reporteros de ciencia colombianos, que han hecho mal periodismo al no tener un mínimo de espíritu crítico. Por lo que observamos, El Tiempo es quien más se ha equivocado en esto. Nos consta que varios periodistas científicos colombianos ya sospechaban de la honradez del Dr Cuero, y hasta el momento su actitud se había limitado a no dar coba ni publicitar sus exageraciones. Pero si eres un buen periodista de ciencia, eso no es suficiente. Debes tener un espíritu crítico y atreverte a investigar y publicar un artículo de denuncia como el del Dr. Bernal.
Analizando las primeras reacciones que estamos viendo, El Tiempo está dando mucho espacio a la defensa del Dr. Cuero, quizás para defenderse a sí mismo. Mal hecho. Debería asumir que el Dr. Cuero se la ha colado doblada y rectificar. No puede colgar una lista de publicaciones enviada por el propio Dr. Cuero pretendiendo mostrar que la distorsión no ha sido tal, sin advertir que realmente muchas de estas “publicaciones” son ponencias, capítulos… pero no lo que se entiende por artículos científicos. Desde El Tiempo no están siendo suficientemente transparentes con los lectores, posiblemente por resistirse a admitir que sí han ensalzado la figura de Raul Cuero de manera acrítica. También a título de ejemplo, en El Espectador leemos que un famoso conductor televisivo se defiende de las críticas por un especial que hizo sobre el Dr. Cuero, pero al mismo tiempo “lamentando haber sido del grupo de periodistas engañados”, que “si el Dr Cuero miente lo hace muy bien. A nosotros nos llevó a la NASA y todo”, que “el domingo hablaremos del tema Cuero para ver qué es verdad, qué es mentira, y qué es medio verdad”, y “si él ha dicho medias verdades lo sentimos y lo aclararemos”. Esa es la actitud.
De hecho, parte de la estrategia de defensa del Dr. Cuero es decir que él nunca ha dicho que trabajaba para la NASA, y que no es responsable de las exageraciones de los periodistas. Esto es tener la cara muy dura por su parte, pues no parece que nunca haya matizado tales alardes, sino más bien lo contrario: utiliza a los medios para generarlos. Algo que debería irritar a los periodistas que hayan confiado en él.
Aquí hay un punto interesante: quien esté libre de permitir exageraciones, que lance la primera piedra. El caso del Dr. Cuero puede ser más extremo que el de otros investigadores, pero de ninguna manera es aislado. Esto refuerza el mensaje de que como periodistas no nos podemos fiar de nadie, ni siquiera de los presuntamente honrados científicos. Pero también nos hace dudar de si en realidad lo hecho por el Dr. Cuero es tan grave. ¿ha mentido? ¿ha cometido fraude científico? ¿o sólo se ha excedido con su propaganda? Aquí es donde el informe del Dr. Bernal empieza a flaquear. Es cierto que lo del trabajo para la NASA y las 13 patentes es un engaño hecho o permitido por el Dr. Cuero, pero buscando en Pubmed no se puede negar que tiene un paper reciente sobre un hongo modificado genéticamente para producir proteínas que generan resistencia a los rayos UV. En las defensas esgrimidas hoy y ayer, el Dr. Cuero se refiere a esta investigación como uno de sus principales avances. Si la investigación del Dr. Bernal hubiera sido completa, debería haber analizado la obra científica del Dr Cuero para ver si es sólida o no. Una denuncia como la que se atreve a hacer lo merece. Obvio que Raul Cuero ha exagerado y falseado títulos y números, pero cuando dice que su principal motivación no es publicar sino crear, y que él no es un investigador ortodoxo, esto lo debemos asumir como una opción científicamente válida. La producción científica no tiene por qué medirse sólo por el patrón convencional del número e índice de impacto entre pares de las publicaciones (como insinúa aquí El Espectador). La clave para juzgar y poder llegar a acusar de fraude al Dr Cuero no es demostrar si ha inflado su imagen o no, sino si ha llegado a hacer mala ciencia. Se debe analizar su producción científica en busca de manipulación. Y esto todavía no lo ha hecho el Dr. Bernal ni El Espectador. Se supone que las instituciones científicas colombianas sí lo harán pronto, y si confirman gravedad en la conducta científica del Dr Cuero le retirarán de alguno de sus cargos. En ciencia la tergiversación de resultados es uno de los crímenes más graves.
Leyendo las palabras del Dr Cuero efectivamente se intuye que está en una situación muy delicada, y por ejemplo sobre la proteína anti-UV recurre a tópicos como que “los bloqueadores solares están hechos de óxidos que están siendo prohibidos y su trabajo (la proteína extraída del hongo modificado genéticamente) es natural”. Aquí manipula, como lo hace con el asunto de las “pending patents”. Pero de nuevo, se requiere una investigación más profunda sobre su trabajo científico que decidirá si el Dr. Cuero debe ser apartado de sus cargos por farsante y mal modelo para los jóvenes (en especial parque de la creatividad, cuya web parece enfocada principalmente a ensalzar su figura), o si el texto del Dr. Bernal responde a una pataleta también exagerada por su parte.
Fuera de El Espectador y el Tiempo, en El Colombiano se destaca que “Nunca he dicho que trabajara para la NASA: Cuero” y la reacción en las redes sociales, que van desde la mofa a la defensa del cuestionado científico. Hemos visto notas-resumen en El Heraldo o Semana entre otros medios. El Pais.com publica un buen resumen de la polémica, una entrevista al Dr. Bernal donde dice “Lo que hace Cuero nunca ganaría un Nobel” (de nuevo, para ser justos, esto del Nobel no lo dijo el Dr Cuero y acusarle de exageraciones mirando número de artículos científicos publicados es quedarse en la superficialidad), y una entrevista en la que el Dr Cuero le pide con mucha razón a Bernal “por qué no me critica mis procedimientos científicos, critíqueme eso para que pueda medir la capacidad de Raúl Cuero, dígame que mi proteína fue mal obtenida, hablemos de eso, de la formación, de la construcción, de genética, de lo que Cuero hace”. También un investigador da esta inteligente opinión en un artículo de El Tiempo: “el doctor Cuero es un investigador y lamentablemente los resultados y los alcances se diluyen ante una polémica que no es de ciencia sino de la forma como se maneja la información científica en Colombia”.
Esto es lo que las autoridades científicas colombianas están obligadas a analizar. La “investigación” del Dr. Bernal es muy meritoria pero se queda a medio camino. La defensa del Dr. Cuero es pobre, con incongruencias, y genera seria desconfianza hacia su trabajo. Y en lo referente al objetivo de este blog, el caso es un clarísimo ejemplo de que el periodismo científico serio debe ser crítico, pues los investigadores no son todo lo puros y objetivos que a menudo presumen.
– Pere Estupinyà
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