(English intro to Spanish lang post) Researchers from Switzerland published in Current Biology a sleep-study of 33 volunteers showing that around full moon EEG-delta activity during deep sleep decreased by 30%, time to fall asleep increased by 5 min, total sleep duration was reduced by 20 min, endogenous melatonin levels were smaller, and these changes were associated with a decrease in subjective sleep quality. They say “this is the first reliable evidence that a lunar rhythm can modulate sleep structure in humans”, and they suggest the existence of an endogenous “circalunar” rhythm of 29.5 days periodicity in humans like similar ones observed in different species. This is the kind of study that can easily be exaggerated, but the only misinterpretation we’ve read in Spanish speaking press is to present it as a direct lunar influence instead of a long time ago evolved circadian rhythm. The story is nearly everywhere in all science sections, but we’ve found only 2 stories that do further reporting, and ask the independent opinion of sleep experts which are not involved in the research. In this case, this should be essential.
Recuerdo la entrevista a un neurocientífico quien me explicaba que a finales de los 90 habían escaneado los cerebros de parejas recién enamoradas con el fin de investigar las fases de amor más intenso, y que 10 años más tarde pensó de repente “oye, y si contacto con esas personas, les pregunto si todavía están juntos o no, y vuelvo a mirar las imágenes de fMRI a ver si detecto algún cambio inicial entre los que se separaron y los que no?“. Algún pequeño detalle que ahora no recuerdo sí encontró, pero casi más que ello, parte del gancho de la historia estaba en la propia metodología.
Algo parecido ocurre con el estudio suizo sobre la influencia de los ciclos lunares en el sueño: los autores explican que inicialmente estaban investigando con 33 voluntarios durante 3 años otras cosas relacionadas con las ondas cerebrales, niveles de melatonina, duración del sueño mientras dormían. Fue tomando una copa en un bar durante una noche de luna llena que dijeron “oye; y si revisamos los datos solapándolos al calendario lunar para ver si hay algún cambio?”. De esta manera no premeditada fue que observaron que los días alrededor de luna llena tardaban 5 minutos más en dormirse, la duración total era 20 minutos más corta, los niveles de melatonina eran menores, también la actividad eléctrica asociada a sueño profundo era un 30% más baja, y en las encuestas por la mañana siguiente se sentían menos descansados.
Es un procedimiento curioso, que he leído en algunas publicaciones en inglés pues las escritas en español se limitan (menos un par que ahora comentaremos) a hacer un breve copiar-pegar que obvia uno de los mensajes más importantes del artículo: no es que la luna tenga un efecto directo de “algo” sobre la actividad cerebral, sino que sea por patrones de luz en el pasado o whatever todavía no conocido, parece haber creado un ritmo circalunar como se sabe existe en otras especies. Es decir; tenemos ritmos circadianos que regulan actividades de nuestro cuerpo, y también ciertos ritmos circalunares. Es un matiz importante.
Otro detalle que sí hemos leído en prensa anglosajona como national geographic o BBC news es la clásica cita a un experto no vinculado a la investigación. Esto que en un artículo que puede conllevar controversia, y tema sobre el que es tan fácil encontrar expertos en sueño, es algo muy deseable que sólo hemos visto en un artículo, el de Laura Tardón “La luna llena roba el sueño” en El Mundo. Es una cita que inicialmente confunde más que aclara porque habla de la exposición a luz cuando los investigadores explican claramente que las condiciones de oscuridad eran idénticas en todos los sueños analizados, pero es muy bueno que exita una voz externa avalando la nota o cuestionándola.
Obvio que en realidad no es un tema tan importante. Pero sabemos que va a ser de lo más visitado, compartido por redes sociales, comentado en radios y teles, y sujeto a especulaciones pseudocientíficas. Si lo tratamos, merece la pena ir un poco más allá del escueto corta-pega que hemos visto en medios como La Vanguardia, El Espectador, El Tiempo, Clarin, Mercurio, República, El Universo, El Nacional, La Tercera… y un largo etc. Merece la pena que viendo estas notas, las que utilizan la información de Europa Press están bastante mejor que las de AFP, matizando las primeras y no las segundas el tema del ciclo circalunar como reliquia de tiempos pasados donde la luz sí podía ser un factor.
De nuevo, no es un tema “importante,” pero sí bonito y que tiene un punto novedoso por ser la primera asociación fuerte con base científica entre luna y actividad fisiológica humana. Además, está bien sujeta a especulaciones varias.
Justo esto es en lo que incide Javier Sampedro ”La luna me quita el sueño” en El País (junto con Laura los periodistas que han trabajado la nota), recalcando desde el principio que los mitos sobre la luna son “tan antiguos como la especie y tan virales como un tuit de Lady Gaga”, pero avisando a los escépticos que este trabajo no ha sido publicado en cualquier revista de poco impacto, sino que en una “excelente publicación científica” como current biology (Javier enlaza el artículo original como vimos en muchos periodistas anglosajones y ninguno hispanohablante). Además se adentra en el mecanismo por el que esto podría suceder, explica detalles de la actividad cerebral, y presenta un despiece específico sobre el ritmo circalunar. Si hubiera añadido alguna opinión externa, ya sería mega-completo. Las notas han salido hoy, cierto temor tenemos a ver cómo la noticia se desvirtúa a medida pasen los días…
– Pere Estupinyà
Leave a Reply