(English intro to Spanish lang post) Argentinean men that in the last 12 months had at least one sexual encounter with another man are not allowed to donate blood. Gay collectives say this is discriminatory, and ask for the removal of the question about homosexual relationships from the blood donors’ questionnaire. Authorities argue that this filter is necessary to minimize the risk of accidental HIV infections. Today La Nación has an extensive story about this controversy. The story covers different angles, it includes opinions from many different sources, and it discusses the specific situation in Argentina. But it doesn’t mention a single study about risk of HIV transmission during blood donations. In another story in La Nación, a Spanish medical doctor explains that Spain eliminated the question about men having sex with men a few years ago, and he assures that the risk of infection is now higher than a decade ago. He also assures that the cases of contamination have augmented 15 to 30 times because of the question removal. The tracker had never heard about this topic before, but no doubt it could be a great story for health journalists.
Also in Spain, a 13 yo girl died due to a severe asthmatic crisis that started a few hours after receiving a HPV vaccine. The causality is under investigation. But a well-known politician has already asked to retire the vaccine. He assures to have scientific evidences that the HPV vaccine is not useful. Scientific reporters asked for these evidences, but he haven’t provided them yet.
Un argentino que haya tenido sexo con otro hombre en los últimos 12 meses no puede ser donante de sangre en su país, por un riesgo estadístico mayor de estar infectado con HIV. Colectivos homosexuales dicen que esta normativa es discriminatoria y solicitan que se modifique. Hoy lo aborda La Nación. En España no se pregunta a los donantes sobre sus prácticas sexuales. Un médico director del Centro Andaluz de Transfusiones Sanguíneas dice que esto es un error, pues aumenta de 15 a 30 veces las incidencias de donantes contaminados. Añade también que En España el riesgo de transmisión residual de HIV por transfusión sanguínea es mayor ahora que hace 10 años. Quizás la prensa española ya haya tratado este tema con anterioridad y al tracker se le ha pasado, pero pedazo historia para ser abordada desde la óptica del periodismo científico y de salud. tiene infinitos ángulos a considerar. Es de premio.
Aquí el tracker no hará juicios de valores. Desde luego que el criterio del cuestionario argentino fomenta el estigma y no atiende las sensibilidades del colectivo gay. Debería ahondar en la tipología de contactos sexuales. No vale simplificar en un tema así. Pero como explica la nota de Fabiola Czubaj “Objetan un cambio en el cuestionario para donar sangre”, en una situación de estas características los criterios de salud pública deben estar por encima de las reivindicaciones, y si es cierto el aumento tan importante de riesgo que asegura el Dr. Salvador Oyonarte en “El ejemplo de la paradoja española”, quizás España debería replantearse el haber eliminado del todo la pregunta en aras de la no discriminación.
Este "si es cierto" es el punto que desde el análisis del periodismo científico criticamos en los textos de La Nación. El Dr. Oyonarte da algunas cifras sin citar fuentes o estudios. No es que las dudemos, pero el tema es suficientemente sensible como para argumentarlo con mayor solidez. Decir sin más detalle que “Aunque las técnicas de biología molecular para analizar la sangre elevaron la seguridad, en España el riesgo residual de transmisión de VIH por transfusión es más alto que en el período 1997-2001, cuando sólo contábamos con técnicas serológicas y podíamos preguntar sobre la conducta de riesgo HSH”, es demasiado descuidado. Por su parte Fabiola escribe un gran texto, bien detallado, con informativo gráfico, y recoge diferentes opiniones de especialistas. Pero en ciencia las opiniones no son suficientes. Hacen falta datos. Y no sólo los que indican que entre población gay hay más prevalencia de HIV. Necesitamos citas a estudios amplios que seguro se han realizado, y datos técnicos sobre las metodologías de análisis de sangre. Es un tema complejo, y justo esta complejidad es lo que nos hace considerar que sería una historia apasionante si algún periodista de salud la recoge. Además ilustra perfectamente el valor de la información científica. Ante una noticia así, cualquier persona que vaya a recibir una transfusión puede experimentar una dicotomía entre querer sentirse lo más seguro posible y no discriminar al colectivo homosexual. Pero miedo y respeto a ciegas no deben ser lo que incline la balanza; añadir una información contrastada y de calidad es lo que definirá el peso relativo de ambos.
En cierto sentido relacionado, en Materia leemos un muy buen artículo de Daniel Mediavilla “Llamazares incendia la polémica de la vacuna del papilomavirus”. Una niña falleció en España hace unas semanas tras administrarle una dosis de la vacuna del papilomavirus (historia en este detalladísimo artículo de El Mundo). Ahora el líder del partido Izquierda Unida ha pedido al gobierno que la vacuna sea retirada del calendario vacunal, asegurando tener datos científicos que demuestran no es necesaria. Además alguien de su partido ha declarado que “el conjunto de la opinión científica es contraria a esta vacuna”. El equipo de Materia sabe que lo primero es muy dudoso y lo segundo falso, y en lugar de fomentar la histeria, se dedica a aportar documentos que consensuados por la comunidad científica demuestran la utilidad de la vacuna y aconsejan su uso. No lo hace de manera inocente. Daniel da voz también a críticos con la vacuna, aporta réplicas, y en un extenso texto analiza de manera crítica el papel de las farmacéuticas, que sin duda presionan para su implantación. El artículo aclara (quizás demasiado tarde en el texto) que todavía se está investigando si la niña falleció por el efecto de la vacuna o no, y termina con la frase “es de esperar que el debate en torno a la mejor manera de prevenir el cáncer de cuello de útero continúe con argumentos científicos y la menor dosis posible de dogmatismo”. Lo suscribimos por completo.
– Pere Estupinyà
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