(English intro to Spanish lang post) Jacinto Convit is one of the most esteemed scientists in Venezuela. At 98 years old, he is still doing research and leading the Institute of Biomedicine in Caracas. He’s been credited as developer of a vaccine against leprosy, has made progresses in many other diseases, and has received many awards along his career. For the last 5 years he’s been focused in a therapeutic vaccine against cancer. The approach is simple: taking cells from the patient’s tumor, combining them with bacterial proteins, and reintroducing the cells (deactivated) in the patient’s body. The hope is that the immune system creates antibodies against the original tumor cells. He’s done experiments with animals, and even inoculated 20 terminal cancer patients. He hasn’t published any peer reviewed results yet, and has not proved any efficacy. But in summer 2010 he announced important progresses in his vaccine against cancer. Some media and bloggers exaggerated their claims. News spread that “Jacinto Convit has created a vaccine against breast and colon cancer”. As a consequence, during the last year hundreds of patients and familiars have been going to the hospital asking for the vaccine. The Institute of Biomedicine was forced to send a note clarifying that the vaccine is still under development. Today we point attention to a very good story in El Nacional by the science reporter Andrea Small. She balances respect for the important work of the beloved Convit making very clear the vaccine’s important limitations. She explains the supposed mechanism of action, but highlights why it is still extremely far from a possible therapeutic application. We consider this story as a good example of how to praise local researchers while being honest about their results. Also, the situation in summer 2010 is a clear example of scientists not being careful enough with their claims, and how the irresponsible exaggeration of some reporters and bloggers leads to a misunderstanding in the general population.
The Spanish tracker knew about this situation last November when he met Andrea in a meeting of science journalists in Buenos Aires. I’ve tracked her work and discovered several good, critical notes on science policy and environmental issues. Most of them appear only in the print edition of El Nacional. She’s also published in SciDev on the implications of Venezuelan cuts in research funding. I again reached Andrea, by email, and asked several questions about science journalism in Venezuela. She says the El Nacional is the only newspaper that covers science regularly, that there is a lot of pseudoscience in the press, and that the daily agenda in Venezuela is absolutely marked by political and crime reports. She explains that universities and scientific institutions are doing efforts, but they have serious difficulties reaching the general public. And also that there is no single course on science journalism in the country.
Hoy descubrimos a una periodista científica combativa en Venezuela. La historia empieza en verano pasado cuando el carismático científico venezolano de 98 años Jacinto Convit, reconocido por desarrollar la vacuna de la lepra, anunció progresos importantes en sus investigaciones sobre una vacuna terapéutica contra el cáncer. Pasó lo que no debe pasar: los medios exageraron y transmitieron a la población el mensaje de que en Venezuela existía una vacuna contra el cáncer. Responsabilidad de los medios, pero también de los investigadores por no ser mucho más explícitos con el estado real de las investigaciones. La consecuencia fue obvia: centenares de personas se volcaron en esta esperanza de curación y fueron al hospital en busca de tratamiento. Lo explica muy bien la nota en la edición impresa de El Nacional de Andrea Small “Falta mucho para llegar a la meta”, una fantástica pieza que mereció a su autora ganar el premio de periodismo científico Arístedes Bastidas en Venezuela.
El mensaje oculto del texto de Andrea es que la terapia propuesta por el Dr Convit está todavía en una fase muy experimental, y falta un largísimo camino para quizás una aplicación terapéutica. De hecho, como ocurre muy a menudo en ciencia, lo más probable es que nunca ocurra. Éste no es un camino fácil. Andrea explica muy bien el funcionamiento de la vacuna terapéutica de Jacinto Convit: cuando a un paciente se le diagnostica cáncer, por medio de una biopsia se le extrae un gramo de células tumorales, éstas se combinan con una sustancia procedente de un bacilo, y se vuelven a introducir en el cuerpo. Las proteínas del bacilo generan una respuesta inmunológica, que puede atacar las células tumorales. La verdad…aunque el Dr. Convit haya visto que efectivamente el sistema inmunológico se activa y genera más anticuerpos, esto esta lejísimos de demostrar su eficacia, y sobre todo, seguridad. Dato importante: los datos ni siquiera están publicados en una revista científica revisada por pares. El artículo de Andrea está muy bien escrito, explicando el día a día de los investigadores, la reacción irracional de desesperación de muchos pacientes, y dejando entrever lo difícil que será el éxito. Podría haber sido más dura todavía. Ya se había mostrado escéptica en 2010 justo después del precipitado anuncio con el texto “Centros científicos del mundo buscan vacuna contra el cáncer” (Andrea Small), donde explicaba que mundialmente hay estudios de vacunas terapéuticas contra el cáncer más avanzadas que la de Convit, y que debía haber una respuesta oficial sobre el tema. Excelente labor de Andrea, que incluso busca opinión en experto en cáncer estadounidense.
Donde también fue crítica y mucho es en otro asunto de temática ambiental: la tala de 700 árboles del parque Vargas en Caracas de Caracas para construir viviendas. La nota fue respondida de manera vehemente por un ministro en su blog diciendo que era falso y que se trataba de un paseo, y estalló la guerra. En una siguiente nota Andrea explicaba que sí era un parque y la importante función que tenía, que otorgar los permisos Andrea explicaba que sí era un parque penal, y a los pocos días publicó una entrevista a un especialista en derecho ambiental diciendo que “El modelo de desarrollo de caracas es una fábrica de desastres ambientales”. Espíritu combativo importante, que supera las fronteras de su país. Hace un par de semanas Andrea Small publicó “Venezuela: déficit presupuestario amenaza investigación” en SciDev; una nota denunciando la preocupación de la comunidad científica venezolana por el estancamiento de las partidas presupuestarias dedicadas a i+D, a pesar de la gran inflación de el país. No sólo limita equipos y personal, sino incluso asistencia a congresos y publicación en revistas. Sin salir da la política científica, en El Nacional Andrea ha publicado sobre las aireadas quejas de científicos contra la ley de ciencia que restringe la libertad de investigación al superditarla al control gubernamental, y una interesantísima entrevista al autor del libro “Ciencia y Poder” sobre los conflictos entre ciencia y gobierno en la gestión de Hugo Chávez, que según el autor han provocado una reducción de la actividad científica. En pocos países de la región percibimos este periodismo crítico y documentado que muestra Andrea Small. Merece ser considerado.
Este tracker aprovechó la ocasión para hablar con Andrea y preguntarle por el periodismo de ciencia en Venezuela. A nivel de medios escritos, explica que el periódico de más tirada (Última Hora) tuvo una sección de ciencia pero desapareció hace un tiempo. Que El Nacional es el que publica ciencia de manera más regular, y que un aspecto a mejorar es la mezcla de informaciones pseudocientíficas que aparecen. No hay revistas con contenidos científicos, pero sí ejemplos interesantes de divulgación como el boletín USB noticias de la Universidad Simón Bolívar, que también cuenta con un proyecto audiovisual de entrevistas a profesores de la Universidad.
Un matiz importante es que en Venezuela la agenda diaria está fuertemente marcada por política economía y sucesos, y esto limita muchísimo el espacio a temas como ciencia y ambiente. Andrea pide fe en la necesidad de estas noticias, apoyo a los periodistas de ciencia para que los espacios se mantengan cursos de posgrado en periodismo científico. La falta de formación especializada es también un problema. En la parte positiva, denota esfuerzos institucionales por promover la divulgación científica, y que recientemente se reactivó el Círculo de Periodismo Científico de Venezuela . Como reflexión final, Andrea explica que la población está convencida de que en su país no se hace ciencia de calidad, y eso sólo puede cambiar con una buena comunicación.
– Pere Estupinyà
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